Este sector ya no tiene que demostrar que sabe sacrificarse para ayudar. Ahora toca que se le reconozca
Hace justamente un mes cerraba esta Revolera con la frase “si una gota puede rebosar un vaso, esta ‘lluvia’ puede que haga reventar la presa y en el peor momento”. Lo que no esperaba es que fuese una gota de 44 toneladas con “ITV” incorporada; la V de vinagre.
Tres días después, por fin el Sr. Ministro de Transportes (y parte de su equipo) se reunió con los representantes del sector. Él creía, en principio, que para “escuchar”, aunque pronto se percató que, de este lado, estaba todo dicho y repetido por escrito; era a él al que esperábamos escuchar, como ministro del ramo y miembro destacado del gobierno (no en vano, ha sido uno de los cuatro ministros que conformaron, por orden del presidente Pedro Sánchez, el “mando único” durante los cien días del Estado de Alarma).
Aunque tarde, todo parecía encauzarse por fin para el sector. Escucha mutua y compromisos claros para seleccionar temas coyunturales que habrían de tratarse como prioritarios por su urgencia y, también, establecer bases para buscarle solución a asuntos de fondo, estructurales, que se vienen arrastrando desde hace años, en buena medida debidos al enorme desequilibrio del mercado del transporte y que ha permitido prosperar a la idea de que es posible avanzar en el abuso por parte de los contratantes del servicio sin ningún límite.
Parecía un “punto y aparte” en la acostumbrada historia de “oídos sordos”. Sin embargo, pasaban las fechas y no se percibía el menor atisbo de cambio.
La prensa nos anunció por sorpresa que el Gobierno aprobaba las famosas 44 toneladas y además la altura máxima de 4,5 metros con la peregrina excusa de mejorar la competitividad de la industria de automoción nacional y a espaldas y a despecho de lo que opinasen los dueños de los camiones.
Un toque más del acostumbrado desprecio exhibido por el Ministerio de Industria en el tema de las ITV y ya está la grieta bien visible en la presa y se anuncian riadas.
Restañar esta rotura está todavía al alcance del Gobierno si el ministro de Transportes se lo propone. Este sector ya no tiene que demostrar que sabe sacrificarse para ayudar. Ahora toca que se le reconozca.
Ramón Valdivia
rvaldivia@astic.net