El fabricante británico de furgonetas llegó a iniciar el proceso de suspensión de pagos.
Una casi desconocida firma con sede en Malasia,Weststar, que se dedicaba a importar los furgones y camionetas Maxus, fabricados por la compañía británica LDV, ha sido la tabla salvadora para esta última después de que el grupo ruso GAZ, hasta ahora propietario de LDV, no viese otra salida que la suspensión de pagos de esta compañía
LDV, el constructor británico de furgones y camionetas, no tuvo otro remedio que presentar la suspensión de pagos ante las autoridades británicas, visto que las presiones que el grupo ruso GAZ venía haciendo sobre el gobierno británico para que concediera un crédito puente a LDV de 30 millones de libras esterlinas (unos 34 millones de euros) para conseguir la liquidez de que carecía no habían servido de nada. LDV llevaba meses a la espera de reanudar la producción de estos vehículos, suspendida por la falta de fondos para atender las deudas contraídas con algunos de sus proveedores más importantes, a consecuencia de la brutal reducción de ventas que se había producido desde finales del año pasado en todos los mercados mundiales.
Los sindicatos británicos se tiraban de los pelos al ver que se negaba a LDV los citados 30 millones de libras cuando se estaban preparando ayudas de más trascendencia para otras fábricas de automóviles, como Vauxhall, la filial británica de General Motors. Pero el gobierno de Su Majestad se mostraba muy reticente a dar ese dinero por temor a que el mismo fuese utilizado para una recapitalización de emergencia del atribulado grupo ruso propiedad del multimillonario de la misma nacionalidad Oleg Deripaska, lo que podía suponer la puntilla para el primer ministro Gordon Brown.
Este se había visto indirectamente afectado en 2008 por un supuesto asunto de tráfico de influencias, cuando su actual ministro de Industria y Comercio, lord Peter Mandelson, tuvo la ligereza de aceptar, siendo aún comisario en Bruselas, una invitación para pasar unos días a bordo del yate de Oleg Deripaska disfrutando de los alrededores de Corfú, privilegiado lugar del Mediterráneo griego. Mandelson iba entonces acompañado por George Osborne, ministro de exteriores en la sombra del partido conservador británico, de quien se dice que podría haber sugerido a Deripaska que aportase alguna ayuda económica para financiar a su partido, mientras que el oligarca ruso supuestamente reclamaba un trato comunitario preferente para el aluminio ruso a través de Mandelson.
Crédito puente Pues bien, sólo cuando GAZ se ha avenido a vender LDV a Weststar es cuando el gobierno británico ha autorizado un crédito puente de 5 millones de libras para ayudar a Weststar, el comprador malayo, a hacerse cargo de LDV siempre con la condición de que se mantenga el empleo en la fábrica que LDV tiene en las inmediaciones de Birmingham (850 empleos directos), lo que ayudará también a mantener los cerca de 2.000 puestos de trabajo que indirectamente, a través de concesionarios y proveedores, genera LDV. Lo cierto es que GAZ había pueto LDV en venta ya a finales del año pasado, pero según está la industria de vehículos comerciales ligeros, nadie quiere hacerse con más problemas.
Weststar nació en 1994 importando turismos (principalmente, Honda y Chevrolet) y se ha abierto también al mundo de los vehículos comerciales ligeros, alcanzado un acuerdo en 2007 para importar los conjuntos CKD de los Maxus que LDV construía en Gran Bretaña, vendiendo luego esos vehículos en el sudeste asiático y Oriente Medio, tras ensamblarlos en suelo malayo para eludir los fuertes aranceles que gravan las importaciones de vehículos completos.
Su director gerente, propietario también del 80 por ciento del capital de la compañía, es Syed Azman Sued Ibrahim, antiguo alto cargo del servicio de inteligencia del gobierno de Malasia, también controla un gran número de licencias de dicho gobierno. La concesión del crédito otorgado por el gabinete de Gordon Brown tiene una vigencia de cuatro semanas, plazo en el que Weststar tendrá que refrendar que está dispuesta a seguir adelante con la operación, que tiene como principal condicionante que la fabricación de los vehículos Maxus continúe sobre suelo británico.
Uno de los motivos es que, precisamente, son las propias instalaciones de LDV en Birmingham las que avalan el crédito. Ahora bien, para Weststar lo más interesante habría sido llevarse la factoría de Birmingham a Malasia. Queda en el aire el futuro de la red comercial que el grupo GAZ había venido estableciendo en diferentes países de Europa occidental (España entre ellos) para la distribución de los Maxus y se desconoce si el propietario de Weststar respaldará el proyecto de convertir a LDV en un fabricante de furgonetas de propulsión eléctrica, idea promovida por Erik Eberhardson, hasta hace poco presidente del consejo del consejo de vigilancia del grupo GAZ.