Si no se dan los pasos necesarios para ir cumpliendo etapas en esta exigente y ambiciosa carrera hacia las cero emisiones, el sector del transporte seguirá pensando en ‘verde’, pero le costará alcanzar ese color
España va tarde para llegar a tiempo a la cita de las cero emisiones. La movilidad eléctrica no termina de arrancar y ya hay voces que advierten que “estamos en el furgón de cola de la electrificación en Europa”. Otro punto en el que España destaca por ser el último de la fila.
Entre las causas, expertos reconocen que las ayudas destinadas a la renovación de flotas para acompañar a las empresas en este viaje “no funcionan”. Y, al parecer, no por falta de presupuesto, que lo hay, sino porque “el modelo es lento y complicado”. Además, para más inri, la electromovilidad está inmersa en un círculo vicioso. Las inversiones para la puesta en marcha de puntos de recarga no llegan a la espera de que haya más vehículos y los compradores de camiones esperan a que haya más instalaciones. El dato es demoledor. Como ya adelantó este medio, España cuenta con poco más de 20.300 puntos de recarga. Muy lejos de los 300.000 de acceso público establecidos como objetivo para 2030. Y la mayoría de ellos, con potencias instaladas por debajo de 22kW.
Es el momento de tomar decisiones valientes. A lo mejor es hora de sustituir el Plan Moves, que está resultando testimonial, por un sistema de ayudas directas más eficiente. Y en este punto, la fiscalidad juega un papel capital.
Con todo, la pregunta es obligada: ¿Por qué no se apuesta desde Bruselas de forma decidida por la inclusión de los combustibles renovables en los planes de descarbonización, frente al discurso impuesto de la electromovilidad? Hasta analistas y expertos lo tienen claro. Actualmente, es la mejor alternativa para ir cumpliendo los objetivos de la exigente agenda climática de Bruselas mientras continúa la investigación y desarrollo de otras soluciones tecnológicas, como el hidrógeno, por citar un ejemplo. ¿Por qué, entonces, una política climática tan dirigida y tan poco neutral?
Si no se dan los pasos necesarios para ir cumpliendo etapas en esta exigente y ambiciosa carrera hacia las cero emisiones, el sector del transporte seguirá pensando en ‘verde’, pero le costará alcanzar ese color. Y, sobre todo, en el plazo fijado. El reloj no se detiene.