La naviera chilena Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV) abandona los servicios entre Europa del Norte y Asia con la cancelación de su ruta ANE, lo que supone la retirada de seis buques de 6.500 TEUs y dos más de 5.500 TEUs. De esta forma, los puertos de Lisboa, Le Havre, Hamburgo, Rotterdam y Amberes pierden una escala directa. El hecho de que una compañía renuncie a mantener una posición comercial en la ruta más transitada del mundo es un ejemplo destacado de la degradación que vive este tráfico.
De hecho, CSAV rechaza incluso la idea de ser cocargador de otra naviera, ya que con ello no sólo perdería dinero sino que ayudaría a un competidor a ocupar sus slots vacíos. CSAV sabe que un eventual regreso al mercado puede ser muy complicado, pero la compañía es víctima de su oferta limitada a un solo viaje, y cuyos coeficientes de ocupación de bodega estaban muy por debajo del mínimo de rentabilidad.
Por su parte, los grandes armadores pueden permitirse el lujo de eliminar uno o dos de sus viajes, o transferir los contenedores a las rutas que cubren con los gigantes ULCs (portaconedores ultralargos). Tras la retirada de CSAV ya sólo quedan 47 servicios pendulares entre Europa y Asia, de los cuales 27 parten del Norte de Europa y 20 del Mediterráneo. Hasta ahora han sido suprimidos 21 servicios, lo que representa el 21 por ciento de la capacidad global de transporte de contenedores y un volumen de 4,5 millones de TEUs. Y el equilibrio entre la oferta y la demanda aún está por llegar.
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