La flexibilidad y rapidez de este modo de transporte ha demostrado ser una opción viable entre Europa y China para ciertos envíos.
Hace unos años fue noticia la creación de una ‘Nueva Ruta de la Seda’ entre China y Europa, basada en el transporte por ferrocarril, pero la crisis del COVID-19 ha puesto de actualidad la vieja fórmula de las largas caravanas por carreteras y caminos, aunque esta vez estén formadas por camiones.
Para ciertos materiales de alto valor, el transporte en avión también ha significado la creación de auténticos puentes aéreos entre diferentes orígenes europeos y las fábricas chinas de telefonía, electrónica o automoción, entre otras. Algunas compañías, como DSV-Panalpina o Davies Turner, ofrecieron desde mediados de febrero el empleo del ferrocarril como transporte viable entre China y Europa ante la cancelación de fletes y vuelos de línea regular. Sin embargo, el sistema ferroviario estaba especialmente indicado para el retorno de contenedores vacíos desde China o el envío desde Europa de productos no urgentes.
Por otra parte, ante el panorama de la bajada del transporte marítimo, el aéreo se ha disparado en el precio por kilo transportado. El Gobierno español, por ejemplo, ha llegado a pagar 1,2 millones de euros por cada uno de los vuelos chárter contratados para el llamado “corredor sanitario” entre España y China para traerse entre 90 y 100 toneladas por cada viaje. Y se han contratado no menos de 100 vuelos con material sanitario. Los aviones de pasajeros adaptados a la carga en la zona de pasaje transportan menos productos (unas 30 o 50 toneladas) y han costado entre 230.000 y 280.000 euros.
Con este escenario, desde finales de febrero y principios de marzo, el transporte por carretera se ha revelado como un sistema útil para ciertas necesidades que ha llevado a crear convoyes entre Europa y China en rutas de más de 12.000 kilómetros por la vía de Rusia, Mongolia y Kazajstán.
El transportista alemán InstaFreight anunció la creación de un corredor por carretera entre Alemania y China a principios de marzo, para todo tipo de cargas y con una duración de entre 20 y 22 días, dependiendo del origen y el destino. Este servicio se podía realizar tanto con cambio de vehículo en la frontera china, como con dobles tripulaciones desde el origen (más caro y más rápido). El sistema de contratación de InstaFreight, la selección telemática con subasta online del contrato a empresas y colaboradores, contó con centenares de interesados en la ruta. La compañía DSV también había ofrecido, en su caso, a finales de febrero una ruta similar, a través de Rusia y la frontera con Manchuria, y con servicio asegurado de puerta a puerta entre 18 y 20 días.
Según ha podido saber TRANSPORTE XXI, los precios de entrega puerta a puerta de 20 toneladas de carga en camión entre China y Alemania oscilan entre los 16.000 a los 35.000 euros, en función de los puntos de entrega, el sistema de tripulación elegido y la compañía de transporte. A falta de una oferta y frecuencia suficientes de transporte por vía marítima, el sistema de la carretera tampoco puede superar en la actualidad al transporte por ferrocarril, que ofrece mayor capacidad, menor coste e, incluso, menores tiempos de viaje, como lo han demostrado varias empresas europeas en este tiempo. Sin embargo, la flexibilidad y sencillez para la planificación y embarque de una carga en un camión, lo han revelado como útil para ciertos envíos sobrevenidos o de urgencia y de alto valor añadido.