Tras los ríos de tinta que desencadenó en los medios de comunicación el reciente anuncio de que Volkswagen (VW) iba a hacer una OPA por el 69,53 por ciento de los derechos de voto de MAN que aún no estaban en su poder, todo apunta a que sólo se trata de una maniobra para cubrir el expediente y salvar el trámite legal que establece en Alemania la formulación de tal OPA cuando se rebasa el control del 30 por ciento de los derechos de voto de cualquier compañía.
En efecto, resultaba extraño que hubiera muchos accionistas dispuestos a vender sus acciones a VW a un precio de 95 euros por acción ordinaria y 60 por cada acción preferente, un 1,6 y un 14,2 por ciento por debajo de la cotización que respectivamente alcanzaban en aquel momento las acciones de MAN. Obviamente, Volkswagen no tenía el menor interés en comprar todo el capital del grupo de Múnich que aún no estaba en su poder, pero la ley obligaba a formular la OPA.
Si lo que busca Volkswagen es elevar su presencia en MAN hasta el 35 o el 40 por ciento, para forzar su unión con Scania, venciendo la oposición de las directivas de ambos fabricantes, ahora podrá adquirir las acciones necesarias en bolsa, totalmente al margen de la OPA, si es que ésta, como parece pretenderse, es rechazada por los accionistas.