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La prohibición de circular por la principal vía hacia Francia obliga al sector a recurrir las restricciones

Cetcat lleva por segunda vez las limitaciones de la Generalitat ante el Tribunal Superior.

La Confederación Empresarial de Transportes por Carretera de Cataluña (Cetcat), con la adhesión de los autónomos de la Cot (Coordinadora de Transportistas de Cataluña), ha vuelto a recurrir, por segundo año consecutivo, las restricciones a los vehículos pesados, en este caso de 2009, ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Este año, como el pasado, la gota que ha colmado el vaso del sector es el mantenimiento de la prohibición a la circulación de camiones en días de operaciones especiales y en determinadas franjas horarias en toda la autopista de peaje AP-7, en ambos sentidos, que atraviesa Cataluña y que es la principal vía de enlace con Francia, con lo que afecta tanto al transporte catalán como al internacional que cruza Los Pirineos.

El Servicio Catalán de Tránsito, organismo de la Generalitat que tiene las competencias en esta materia, “no ha vuelto a dar argumentos para cortar la autopista entera al transporte cuando los problemas de congestión se dan en tramos muy determinados”, básicamente en los accesos al área metropolitana de Barcelona, aseguró Carles Palacio, secretario general de la Cetcat. Si ya las restricciones de 2008 fueron duramente criticadas por el transporte catalán, las de este año aún han sentado peor a uno de los sectores más afectados por la crisis.

Y a un sector que pide, precisamente, más flexibilidad en aplicar normas como las restricciones a las Administraciones para hacer frente a la situación, según coincidieron en expresar diversos participantes de un foro del transporte de mercancías celebrado en marzo en Barcelona. Las restricciones a los vehículos pesados “se pusieron ante los colapsos circulatorios”, aseguró Ramon Prujà, presidente de la Cetcat. Actualmente, “las concesionarias recaudan un 18 por ciento menos por los peajes porque ha bajado el tráfico”.

Y si hay menos vehículos circulando, “por qué la Administración no flexibiliza las restricciones y establece un sistema similar a la velocidad variable”, se preguntó Prujà, en referencia a la técnica de gestión implantada por el Servicio Catalán de Tránsito en dos vías de acceso a Barcelona para modificar la velocidad máxima entre los 80 y los 40 kilómetros por hora en función de factores como la congestión.

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