El pasado 17 de marzo, en su visita al puerto de Algeciras, el primero de España y sede del segundo polo industrial del país, la ministra Pastor se comprometió a “impulsar” y “priorizar” la conexión ferroviaria de la dársena con el interior de la Península y Europa. Sin embargo, en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, que Montoro presentó el 3 de abril, la línea entre Algeciras y Bobadilla aparece con una partida presupuestaria de 200.000 euros para 2012 y 10 millones para los tres años siguientes. El tramo de la citada línea que estaba a la espera de presupuesto para salir a concurso público, de casi 21 kilómetros de longitud, necesita 55 millones para su mejora, lo que viene a demostrar que con la cantidad asignada bien poco se podrá ejecutar.
Quizás es cierto que, en el actual escenario de crisis, no es momento de exigir. No obstante, llama poderosamente la atención la osadía de nuestros políticos, y en este caso de la ministra Pastor, que continúan prometiendo aquello que saben que no van a poder cumplir, porque 200.000 euros, que no dejan de ser una migaja, están muy lejos de poder “impulsar” y “priorizar” el enlace ferroviario de Algeciras, más parecen una broma de mal gusto. También chirría que siga habiendo ingentes cantidades de dinero público para el AVE en estos PGE, todo ello en un entorno de obligada contracción del gasto y cuando se ha demostrado que algunas de estas líneas son muy deficitarias. Y tampoco ahora, con la crisis, se pueden justificar bajo la coartada de su interés social. Nadie está hablando de quitar de un sitio para poner en otro. Hablamos de priorizar en aquello que necesita la economía del país para ser más competitiva, una idea que la propia Pastor ha transmitido en diferentes foros en relación a las infraestructuras para carga. Una idea también que se olvida tan pronto como se pronuncia, porque lo que prima es mantener contenta a la masa electoral, en este caso, bajo el banderín del AVE.