Si Fiat culmina su fusión con el fabricante de las camionetas Dodge Ram, no se descarta que acaben llevando motores Iveco.
La suspensión de pagos a que se ha visto forzada Chrysler por la administración de Obama para su reorganización y fusión con Fiat tiene ya una víctima en el mundo de los proveedores. Cummins cerrará de momento su fábrica de motores turboalimentados de 6,7 litros, utilizados en la Dodge Ram, lo que supondrá despedir a 610 empleados
La producción de esta planta, conocida como CMEP, un acrónimo inglés de Fábrica de Motores Intermedios de Columbus y que se encuentra en el estado de Indiana, era absorbida prácticamente por el mencionado modelo de Chrysler y Jim Kelly, responsable de la división de motores de Cummins, ha admitido que sin esa demanda no es rentable mantener en funcionamiento la planta. “Hay mucha incertidumbre respecto al futuro de Chrysler y es por lo que nos hemos decidido a tomar esta medida”, señaló Kelly.
A ese respecto, Chrysler ha anunciado que su fábrica de Saltillo (Méjico) donde se construyen las Dodge Ram, será cerrada durante al menos cuatro semanas, aunque ya ha avisado de que el cierre podría extenderse a nueve semanas o más. De hecho, la Administración estadounidense tiene el proyecto de que Chrysler salga de la suspensión de pagos -el capítulo 11, como es conocida en Estados Unidos- a finales de junio pero eso no es más que una desiderata.
Además, a más largo plazo y si la absorción por Fiat sale adelante, lo lógico sería que el grupo italiano, que es un importante constructor de motores Diesel, comience a introducir los que fabrica Fiat Powertrain para Iveco en las camionetas de Chrysler. Iveco dispone de los motores Tector de cuatro y seis cilindros con bomba “common-rail” que impulsan a su gama Eurocargo y que, caprichos del destino, fueron desarrollados en colaboración precisamente con Cummins.
La búsqueda de economías de escala sería una gran tentación para el grupo Fiat, sobre todo en estos momentos en que la demanda europea de vehículos industriales experimenta una de las contracciones más brutales de la historia. Además de los despidos anunciados en CMEP, Cummins también despedirá a otras 110 personas de tres de sus fábricas en el sur de Indiana.
Por otro lado, Cummins ha registrado un descenso del 96 por ciento en sus beneficios durante el primer trimestre del presente año fiscal. Tras descontar 66 millones de dólares (unos 51 millones de euros) por cargas derivadas de la reducción de plantilla, el beneficio neto de Cummins en ese trimestre fue de sólo 7 millones de dólares, frente a los 190 millones que obtuvo en el mismo trimestre de 2008.
La facturación de la compañía estadounidense de motores Diesel en los tres primeros meses de 2009 fue de 2.440 millones de dólares, un 30 por ciento inferior a la del mismo período de 2008, lo que refleja la contracción de los mercados mundiales de camiones y maquinaria para la construcción. “Ha sido un trimestre muy difícil y lo peor de todo es que no vemos perspectiva de mejoría en lo que resta de 2009”, lamentó Tim Solso, presidente ejecutivo de la compañía Cummins.