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La rebaja del consumo de combustible, reto de la industria europea de semirremolques

El desarrollo de tecnologías para ayudar al transportista a recortar costes podría elevar las ventas del mercado hasta los 2.100 millones en 2017, con un crecimiento del 35%.

La actual coyuntura forzará a los fabricantes de semirremolques a desarrollar nuevas tecnologías para ayudar al transportista a reducir el consumo de combustible y recortar sus costes. La consultora Frost & Sullivan cree que este mercado podría elevar sus ventas hasta los 2.100 millones en 2017, con un crecimiento del 35 por ciento

La industria europea occidental de semirremolques facturó 2.020 millones de dólares (unos 1.555 millones de euros) en 2011 y, pese a la presente recesión en ese mercado, podría superar los 2.770 millones de dólares en 2017 (2.100 millones de euros), según la consultora Frost & Sullivan, que advierte que, para superar la actual coyuntura, los fabricantes de estos vehículos deberán esforzarse por desarrollar nuevas tecnologías para el chasis y carrocería de los mismos, al objeto de ayudar a los transportistas a luchar contra el continuo incremento del precio del gasóleo.

Frost & Sullivan no ha realizado descubrimiento alguno al reseñar el protagonismo que deben tomar ya los constructores de semirremolques en la reducción del capítulo de costes relativo al combustible, pues ya hay fabricantes de camiones, como Daimler Trucks, por ejemplo, que vienen subrayándolo desde hace más de dos años. De hecho, esta última firma presentó en la edición 2012 del Salón de Hanóver el fruto de un estudio realizado en colaboración con Schmitz Cargobull para elaborar un paquete de soluciones aerodinámicas con que reducir el consumo. Soluciones semejantes podrían ser puestas en práctica por cualquier constructor de remolques y semirremolques.

Con ellas, una típica combinación de 40 toneladas formada por tractora y semirremolque, llegaría a beneficiarse anualmente de un ahorro de hasta 2.000 litros de gasóleo, lo que, al precio que este combustible tiene en el surtidor, representa del orden de 3.000 euros al año. Además, al rebajarse el consumo de esa forma, se evitaría la emisión a la atmósfera de más de 5 toneladas de CO2.

El problema para el uso generalizado de estas y otras innovaciones tecnológicas es que las mismas suelen suponer un aumento importante del precio del vehículo final, algo que el transportista se resiste a afrontar en estos momentos. “Si el cargador nos paga menos, difícilmente podremos asumir no ya vehículos mucho más depurados de cara al consumo, sino simplemente la renovación de nuestra actual flota”, arguyen habitualmente desde las asociaciones de transportistas.

En efecto, desde Frost & Sullivan señalan que es un hecho que se están apurando más los vehículos ya existentes en el parque, hasta el punto de llevar la edad media de remolques y semirremolques hasta niveles nunca alcanzados.

“Para los fabricantes de semirremolques lo difícil será dar con las tecnologías más adecuadas para captar nuevos clientes, ya que en este momento hay muy pocos clientes y quizá demasiadas tecnologías novedosas”, comentó Wallace Lau, un analista del área de automoción y transporte de Frost & Sullivan durante la presentación de este informe. Los jefes de flotas no sólo buscan mejoras aerodinámicas en los semirremolques, sino también soluciones de conectividad con la base de la flota o sus delegaciones, nuevos sistemas de seguridad, reducción de los robos, rebajar los tiempos muertos en la utilización de los semiremolques, e integración con la tecnología de las propias tractoras.

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