El recorte de rutas de largo recorrido afectará a la exportación.
Aunque la prioridad de Iberia siempre han sido los pasajeros, el plan de reestructuración de la aerolínea será una bofetada a su actividad de carga, según los expertos consultados. La repercusión en el negocio de la carga en España dependerá de si suprime más o menos conexiones con Iberoamérica, su principal activo
El plan de reestructuración de Iberia, de ejecutarse en los términos fijados por la dirección de la aerolínea, supondrá una bofetada a su negocio de carga, aunque esta actividad nunca haya sido una prioridad para la compañía presidida por Antonio Vázquez, según los expertos consultados por este periódico. El plan de ajuste anunciado por IAG (International Airlines Group), el holding creado con la fusión de Iberia y British Airways, supone eliminar 4.500 puestos de trabajo (el 23,1 por ciento del total), disminuir la flota en 25 aviones (el 26,8 por ciento) y reducir el 15 por ciento la capacidad con la supresión de rutas y frecuencias no rentables. La dirección de la aerolínea argumenta que la situación actual es insostenible con unas pérdidas operativas de 262 millones de euros en los primeros nueve meses del año.
Una cosa es el alcance que tendrá este plan en la propia compañía y otra el efecto sobre el negocio del cargo en España al transportar la bodega de sus aviones de pasajeros casi un tercio del total de las mercancías. No hay unanimidad de opiniones en este aspecto: “No afectará porque la carga seguirá saliendo con British Airways u otra aerolínea”. Ni siquiera tendrá repercusión, según este experto, en el principal activo de la compañía española, tanto en mercancías como en pasajeros, que son las conexiones con Iberoamérica.
Con esta zona, tiene actualmente 266 vuelos semanales para 18 destinos desde Madrid. “Ocuparán el hueco dejado por Iberia otras compañías iberoamericanas, quizás brasileñas, o europeas que también trabajan ese mercado”, añade. En cambio, otros consultados consideran que sí afectará.
“La reducción de oferta repercutirá más en la medida que se supriman más rutas de larga distancia y menos si son de corto radio”, añade otro experto. De ser así, la afectación será menor porque de los 25 aviones que se eliminarán, cinco serán de largo radio y 20 de corto. En cualquier caso, para esta fuente, “menos oferta siempre es negativo porque supone reducir las posibilidades de exportar”. Y si la carga se tiene que ir a otro aeropuerto europeo para embarcar, “aumentarán el tiempo de tránsito y los costes”, añade. “Aunque haya otras aerolíneas, el transporte aéreo posiblemente perderá cuota”, señalan desde un GSA.