La 2M, justo al llegar a los diez años, se disuelve sin haber conseguido el objetivo principal: mejorar los niveles de servicio hacia sus clientes
Velázquez plasmó su realidad en Las Meninas, donde elevó la pintura al olimpo de las artes para significar que un pintor no era un operario más, ni un menestral al que se le manda lo que debe pintar. Él se colocó al lado de la realeza para autorretratarse con la monarquía reinante y sublimar el sentido de su actividad pictórica. Su significado es el abandono de la artesanía para entrar en un nuevo concepto de Arte con mayúsculas.
En el cuadro, el tema importante a destacar es que Velázquez se autodescribe como un pintor crecido y ennoblecido, pero él, conjuntamente con la mayoría de los personajes de la pintura, tienen la mirada fija en un punto: el espectador. ¡Yes, exacto! El mecenas y quien paga la factura final de la tela, el rey Felipe IV con su esposa, que estaban mirando en ese preciso instante.
Hemos estado viendo un cuadro similar durante los últimos 8 años con un nombre un poco diferente pero evolucionado: las 2M_eninas.
La Comisión Europea subió el porcentaje de dominio de mercado en el año 2014 del 25 al 30 por ciento, año de nacimiento de la alianza naviera 2M, y justo al llegar a los diez años, se disuelve sin haber conseguido el objetivo principal especificado en la norma: mejorar los niveles de servicio hacia sus clientes al combinar economías de escala.
Pero lo que sí han conseguido es destacar el transporte marítimo por bajar sus cotas de fiabilidad más allá de unos estándares aceptables, subir al olimpo de la atención mediática y autorretratarse en una destacable labor hacia los mecenas que pagan el cuadro, sus clientes.
Soplan vientos de cambio, pero no para reconocer el mecenazgo, para individualizar estrategias, incrementar los índices de integración vertical y desestandarizar. Me gusta más Velázquez.
Jordi Espín
jespin@transprime.es