Temen que se produzca un efecto llamada y otras comunidades autónomas copien el nuevo tributo, que la Generalitat proyecta aplicar durante el segundo semestre de 2014.
La implantación de un nuevo impuesto a las aerolíneas por operar en Cataluña, que ha aprobado el Ejecutivo de Artur Mas, restaría competitividad al aeropuerto de Barcelona, el segundo en actividad de España. Las compañías aéreas temen que la medida tenga un efecto llamada y otras Comunidades Autónomas copien el tributo
La implantación de un impuesto verde a las aerolíneas, que ha aprobado el Gobierno catalán, provocaría pérdida de competitividad al aeropuerto de Barcelona, el segundo en tráfico de pasajeros y de mercancías del sistema aeroportuario español, según fuentes consultadas por este periódico. El nuevo impuesto gravará las emisiones contaminantes de los aviones en las fases de aterrizaje, rodaje y despegue, que se realicen en un aeropuerto ubicado en un municipio declarado zona de protección especial. Y ello supondrá que el tributo afectará básicamente al aeropuerto de El Prat, según la Generalitat. En el aeropuerto de Barajas, “siempre ha habido más facilidades y flexibilidad que en el de El Prat.
Será otra desventaja si se grava al de Barcelona con más impuestos, que perderá competitividad respecto al de Madrid”, señalan desde una de las principales aerolíneas europeas que opera en ambas instalaciones. Esta fuente reconoce que las grandes compañías europeas “no van a dejar de trabajar” en la instalación catalana por el impuesto verde. Sin embargo, “una low cost o una asiática que tengan que decidir entre una conexión desde Madrid o Barcelona, se pueden decantar por la primera”.
“Cualquier imposición fiscal en uno de los peores momentos en la historia de las aerolíneas es un problema”, aseguran desde la Asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo (Aceta). Para la mayoritaria Asociación de Líneas Aéreas (ALA), el incremento de costes que supondrá la nueva tasa “no promueve la reactivación económica, al contrario, puede retrotraer la actividad, precisamente, cuando parece que está repuntando un poco en Barcelona”. La nueva tasa “no va a cambiar el modelo del sistema aeroportuario español”, aunque las aerolíneas temen “el efecto llamada y que sea copiada por otras comunidades autónomas”, añade ALA.
El anteproyecto, que presentó, en su día, el Gobierno catalán a las asociaciones de aerolíneas para que alegaran, supone una “distorsión del mercado”, a juicio de ALA. Distorsión geográfica dentro de Cataluña porque “una compañía que volara a Gerona o Reus no pagaría la tasa y sí operando en Barcelona”. Y discriminación “por modelos de negocio”: del impuesto se librarían, según el anteproyecto, las aerolíneas cargueras, mientras que tendrían que pagar el sobrecoste las compañías de pasajeros que transportan carga en bodega.
Aunque el tributo afectará exclusivamente a las aerolíneas, y así lo han expresado transitarias consultadas, al final, “se dan vasos comunicantes” en estas cuestiones, aseguran desde ALA. La Generalitat prevé recaudar 3,9 millones de euros al año con el nuevo tributo. Está previsto que entre en vigor durante el segundo semestre del año, una vez superada la tramitación parlamentaria.