La reducción de los gastos de la Generalitat afecta a las subvenciones al sector que fueron presupuestadas en 3,25 millones y sólo alcanzarán los 1,83 millones en 2010.
La Generalitat ha vuelto a recortar en un 60% las ayudas al sector del transporte en la Comunidad Valenciana respecto a la orden de ayudas del pasado año. El importe máximo de las subvenciones baja de cinco a 1,83 millones de euros. Se mantiene el importe por tarjeta y las ayudas para reorientar empresas hacia la logística portuaria
La Consejería de Infraestructuras y Transportes, que dirige Mario Flores, publicó el pasado 27 de abril una orden de ayudas “dirigidas al apoyo del sector del transporte por carretera y el impulso de las actividades dirigidas a mejorar la calidad en la prestación y gestión de los servicios, en desarrollo de la Estrategia Logística”, que está impulsando la Generalitat Valenciana. La subvención global autonómica, fijada en la orden de ayudas para 2010, asciende a un total de 1.833.980 euros, cifra un 60 por ciento inferior al montante de subvenciones prespuestadas en 2009, que ascendió a cinco millones de euros.
La reducción en las ayudas se ha agravado con la política de contención del gasto de la Generalitat, la cual ha afectado en un 40 por ciento a las subvenciones al transporte, ya que la línea de subvenciones prevista era de 3,25 millones de euros en los presupuestos autonómicos de 2010. Empresarios integrados en la patronal FVET, consultados por TRANSPORTE XXI, han coincidido en señalar que en el presente ejercicio “nos faltará dinero para cubrir todas las solicitudes ante este recorte en las subvenciones”, mientras que critican “la competencia desleal” en materia de subvenciones que sufren el conjunto de los operadores valencianos en comparación con las ayudas autonómicas directas que recibe el conjunto del sector en Cataluña.
Y es que mientras la administración autónomica catalana destina subvenciones al sector por valor de 52 millones de euros en 2009 y 2010, los transportistas valencianos apenas se repartirán seis millones de euros en el conjunto de los dos años, ya que en 2009 las ayudas en Valencia sólo llegaron a 450 flotistas y autónomos, que se repartieron 3,8 millones de euros de ayudas autonómicas.
Las ayudas de la Generalitat Valenciana tienen por objeto “apoyar la modernización del sector”, subvencionando a aquellos operadores de transporte que incorporen sistemas de calidad o medioambientales, nuevas tecnologías en el sistema de gestión, sistemas de control y gestión de flotas, aplicación de servicios de seguridad en las instalaciones, sistemas de prevención de riesgos laborales, formación general de transportistas, realización de actividades de promoción y difusión de los servicios y reorientación hacia la logística, a través de la integración, en la estructura empresarial, de actividades vinculadas a la logística portuaria, cuya subvención será de 1.250 euros por cada autporización de transporte existente y transmitida a la nueva empresa. Las ayudas no pueden superar los 500.000 euros por empresa y de 250.000 euros por asociación de transporte dentro del marco temporal comprendido entre el 1 de enero de 2008 y el 31 de diciembre de 2010.
Dos mil empresas bajan la persiana en los últimos 4 años
Las subvenciones autonómicas, una mínima gota de agua en el pozo sin fondo que se ha convertido en los últimos años las cuentas de resultados de las empresas de transporte, sólo podrán otorgarse a empresas que no estaban en crisis el 1 de julio de 2008, según marca la orden de ayudas, que especifica que “sí puede aplicarse a empresas que no estaban en crisis en esa fecha, pero que han empezado a estar en crisis después, como consecuencia de la crisis económica y financiera”.
Y es que el transporte atraviesa una situación crítica y un futuro muy negro. El descenso de actividad y la escasa productividad ha provocado el cierre demuchas empresas en la Comunidad Valenciana y la pérdida de empleo. De hecho entre los años 2006 y 2010, casi dosmil empresas (1.898) echaron la persiana y abandonaron el negocio de la carretera, según los últimos datos de Fomento. Hoy el sector presenta una fotografía “crítica y dramática”, donde el margen de beneficio es inexistente y la competencia es feroz.