El ritmo de crecimiento del tráfico por carretera entre España y Francia está ocasionando problemas muy importantes en las redes de ambos países, que se multiplicarán en los próximos años colapsando los pasos de los Pirineos. A esta preocupante conclusión llega un informe del Observatorio Hispano-Francés de Tráfico en los Pirineos (OTP). A pesar del enorme aumento del tráfico transfronterizo experimentado en los últimos 10 años, la red de infraestructuras de alta capacidad no ha cambiado.
De las 10 carreteras que atraviesan los Pirineos, los pasos que corresponden a las dos autopistas costeras (atlántica y mediterránea) soportan el 81% del tráfico en el caso español y el 95% según los datos franceses. Con estas cifras encima de la mesa se hace necesaria una rápida actuación conjunta de España y Francia para permeabilizar los Pirineos. Hasta ahora, ninguno de los dos Gobiernos ha mostrado el menor interés por abrir esta cordillera para mejorar el tránsito de carga entre ambos países.
La peor parte de esta desidia la sufren las empresas españolas porque la ausencia de unas infraestructuras adecuadas mutila su competitividad para alcanzar los mercados centrales del continente. A más a más, ni Francia ni España, a diferencia de otros países en el caso de los Alpes, han trabajado como lobby para presionar a Bruselas en la apertura de los Pirineos. La travesía central sigue en el olvido. La XXI cumbre hispano-francesa, que se celebrará en abril y tratará de las conexiones transpirenaicas, es una oportunidad obligada para que ambos Gobiernos sellen acuerdos, de una vez por todas, en este asunto tan sensible para las empresas.