La otra cara de la moneda es la autopista del mar de Grimaldi entre el enclave catalán y Civitavecchia, que crece el 22 por ciento al mantener el normal funcionamiento para el tráfico rodado en marzo.
La paralización de la industria china a principios de año se ha notado en marzo, como estaba previsto, en los tráficos del puerto de Barcelona, cuyo principal socio comercial es el país asiático. Se llegaron a cancelar el 50 por ciento de las escalas programadas procedentes de Extremo Oriente el mes pasado.
Las importaciones chinas cayeron el 41 por ciento en marzo, hasta los 9.446 TEUs (llenos), en comparación con el mismo mes de 2019. El enclave catalán registró el mes pasado un descenso del 18,9 por ciento del total de las importaciones, hasta los 36.757 TEUs (llenos), fruto también de la posterior parálisis de la economía europea y americana. Los tránsitos bajaron más, el 35,6 por ciento menos, con 65.223 TEUs (llenos).
En cambio, las exportaciones avanzaron el 8,5 por ciento, sumando 60.754 TEUs. Ello debido a “una fuerte demanda del exterior de productos como la carne de cerdo, los forrajes y medicamentos y productos de higiene”, señala un comunicado de la Autoridad Portuaria. El puerto de Barcelona ha cerrado marzo con un tráfico total de 219.827 TEUs (llenos y vacíos), el 18,9 por ciento menos que en el mismo mes de 2019.
Uno de los flujos que más han notado el estado de alarma ha sido el de vehículos nuevos, con un retroceso del 30,7 por ciento, y el de pasajeros, con una caída del 77 por ciento. La otra cara de la moneda, la autopista del mar de Grimaldi entre Barcelona y Civitavecchia, que ha seguido funcionando con regularidad para el tráfico rodado, registrando un incremento del 22 por ciento. Un total de 4,87 millones de toneladas de mercancías han pasado por el enclave, el 8,3 por ciento menos que en marzo de 2019. Acumula 15,17 millones de toneladas y un descenso del 6,4 por ciento en el primer trimestre del año en comparación con el mismo periodo del pasado ejercicio.