La estibadora, con 48,5 millones de activo, mantiene pérdidas tras siete años de gestión.
Los dueños de la terminal TPC han colocado el cartel de venta a la estibadora de Castellón ante las nuevas estrategias inversoras de Globalvia, su accionista de referencia, y las dificultades que atraviesa Obinesa, socio minoritario. La estibadora, con 48,5 millones de activo, mantiene pérdidas de explotación tras siete años de gestión
Globalvia y Obinesa, grupos propietarios de Terminal Polivalente de Castellón (TPC) han colocado el cartel de venta a la estibadora, concesionaria hasta 2033 de una terminal de uso polivalente en la ampliación norte del puerto de Castellón, con unos activos de 48,5 millones de euros, según ha podido saber TRANSPORTE XXI en fuentes solventes. TPC registró unas ventas de 4,4 millones de euros en 2009.
La estibadora sigue generando pérdidas tras siete años de funcionamiento, periodo en el que destaca que las empresas encargadas de su construcción, FCC y Lubasa, fueron abandonadas por los socios que tenían previsto dirigir su gestión, Boluda, Servicios Logísticos Portuarios y Castellón Shipping, firmas que detentaban el 38 por ciento del capital de TPC en su constitución. Tras su salida, Globalvia (FCC y Bankia) y Ubinesa (Lubasa), se tuvieron que quedar con la propiedad de la terminal, con un 76 y 24 por ciento, respectivamente, asumiendo FCC mayor protagonismo. Pero hoy los tiempos han cambiado.
Por un lado, el grupo castellonense Obinesa atraviesa un periodo de dicultades económicas, que le ha llevado a vender varios negocios en los que decidió diversificar desde la extinta constructora Lubasa. Por su parte las nuevas estrategias de Globalvia se encuentran hoy dirigidas a desinvertir en aquellos activos no estratégicos para el grupo que inició en octubre una nueva etapa con el apoyo de dos grandes inversores internacionales, los fondos de pensiones PGGM (Holanda) y OPTrust (Canadá). Estos fondos se han comprometido a invertir en Globalvia 400 millones de euros ampliables hasta 750 millones, a través de un instrumento convertible en acciones a cinco años.
Para dar forma a la operación, se ha creado la filial Globalvía Inversiones, donde se han colocado todas las participaciones en concesionarias de carreteras y ferrocarriles del grupo, dejando fuera de la nueva empresa tanto su negocio portuario como aeroportuario, en el que destaca su participación en el 45 por ciento en la concesionaria del controvertido aeropuerto de Castellón. La decisión de colocar el cartel de venta a la estibadora TPC sería una segunda fase dentro del proceso de desinversiones de activos no estratégicos de Globalvia y Obinesa, que ya se desprendieron el pasado mes de mayo del 45 por ciento de Portsur, la terminal de graneles sólidos del puerto de Castellón.