El transporte por carretera necesita seguridad jurídica, estabilidad y, sobre todo, más atención; que el sector esté encima de la mesa del Ministerio.
El presidente ejecutivo de Seat y Cupra, Wayne Griffiths, comunicó el 13 de junio su dimisión “irrevocable” de la presidencia de Anfac ante “la inacción del Gobierno” en favor de la electrificación. Ese mismo día, tras la Asamblea General de Astic, celebrada en Bilbao, el Comité Ejecutivo de la patronal también lanzó varios mensajes preocupantes: “la descarbonización se queda huérfana con este Gobierno” o “el Ministerio que tenemos, de lo nuestro, se está encargando poco”.
La cuestión no es baladí. El transporte por carretera, en plena transformación, como se quiso dejar claro con el lema escogido para la asamblea, ‘Las ruedas del cambio’, es imprescindible para el desarrollo de la economía. Y como demostró el presidente de Astic, calculadora en mano, las cuentas, en un escenario de “costes disparados”, incluyendo los peajes de CO2 para camiones que se están implantando en la UE, no salen. Sin olvidar, el “terremoto” normativo y la inseguridad jurídica que frena la competitividad, con la escasez de conductores como telón de fondo.
Transporte XXI aprovechó el encuentro para presentar las principales conclusiones del Libro Blanco del Transporte por Carretera, con datos de 2022, último ejercicio disponible, que no invita al optimismo. Si bien es cierto que las empresas aumentaron sus ventas un 17 por ciento y que los beneficios se dispararon un 62 por ciento, no hay que olvidar la bonificación del gasóleo y las ayudas directas del Gobierno en función del número y tipo de vehículos para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania. Con la lupa en las cuentas se observa que, sin esas ayudas directas, los beneficios caen, dejando el margen neto en el 2,2 por ciento. Es decir, las empresas viven al límite, con poca cintura para imprevistos. Y sabiendo que la actividad cayó en 2023 y que los costes subieron de forma más acelerada que los precios… ¡ojo, que vienen curvas!
El sector necesita seguridad jurídica, estabilidad y, sobre todo, más atención; que el transporte esté encima de la mesa del Ministerio. “Este país funciona, si funciona con cuatro ruedas”, como subrayó Antonio Garamendi, presidente de CEOE. Sin embargo, hoy por hoy, el ministro Óscar Puente ni está, ni se le espera. Y así, las ruedas del cambio pueden dejar de girar.