La sociedad conjunta Laso Lasarte Wind, creada el pasado año en Rabat, inició su actividad con el desarrollo del parque de aerogeneradores de Midelt.
Laso y Lasarte, dos pesos pesados en el transporte especial por carretera, han sumado sinergias para aumentar su capacidad operativa en el negocio eólico en Marruecos, donde ya tenían una destacada presencia ambas empresas.
La sociedad conjunta Laso Lasarte Wind, creada el pasado año en Rabat, inició su actividad con el desarrollo del parque eólico de Midelt. La compañía cántabra Transportes Lasarte y la portuguesa Laso Transportes han trabajado conjuntamente para mover las 150 palas que equipan las 50 turbinas instaladas en Midelt.
El nuevo parque eólico, situado en la zona de la cordillera del Atlas, en el noroeste del continente, dispone de una capacidad de producción de 180 MW. El transporte especial, iniciado a finales del pasado año, englobó el suministro de equipamiento desde Tánger, Nador o Casablanca.
El trabajo se ha completado para alcanzar un ritmo de entrega de dos turbinas completas por semana. En su desarrollo ha sido necesario acometer modificaciones en varias carreteras para garantizar un movimiento óptimo de unas palas que miden hasta 63 metros de longitud.
El parque de Midelt forma parte del proyecto eólico que acometen Enel Green Power, Siemens Gamesa y la empresa marroquí Nareva para añadir 850 MW de producción con esta energía renovable, y que requerirá una inversión de más de 1.000 millones de euros.
Laso Lasarte Wind acometerá próximamente la logística de los complejos de Jbel Lahdid (200 MW) y Boujdour (100 MW), que se encuadran en este programa, en el que también están los parques Tánger II (100 MW), y Tiskrad (300 MW).
Este desarrollo se inscribe dentro del plan energético marroquí que contempla que en el año 2030 el 52 por ciento de la energía producida se obtenga de fuentes renovables y que, de ese porcentaje, un 20 por ciento le corresponda a la producción eólica.
Laso Lasarte Wind también tendrá entre sus próximos proyectos el desarrollo del parque eólico de Dakhla, que generará 900 megavatios en Sahara, y que está impulsado por la compañía de blockchain Soluna para suministrar energía a un centro de datos.