La rusa Gaz presiona al gobierno británico con su cierre para obtener ayuda financiera.
GAZ, empresa rusa que se hizo con el fabricante británico de furgonetas LDV en 2006, amenaza con cerrar esta última y dejar a 6.000 personas en la calle si no consigue un crédito puente estatal de casi 34 millones con el que poder reanudar la producción de LDV en su fábrica próxima a Birmingham, interrumpida desde diciembre
LDV, compañía nacida de una operación de MBO de lo que fuera la fábrica de furgonetas Freight Rover Sherpa, se debate de nuevo entre la vida y la muerte. La vida, al menos por algún tiempo, podría dársela el gobierno británico si accede a conceder a LDV el crédito puente de 30 millones de libras esterlinas (casi 34 millones de euros) que ha solicitado la rusa GAZ, su propietaria desde el verano de 2006, tras un desembolso de 50 millones de libras. Con él podría evitarse la pérdida de los 850 puestos de trabajo de la fábrica de LDV en las inmediaciones de Birmingham, más otros 1.200 que se estima emplea la red de distribución y asistencia técnica, amén de otros 4.000 empleos indirectos.
En realidad, lo que parece pretender GAZ es financiar con ese dinero, que sería devuelto con un crédito a largo plazo que se trata de conseguir del Banco Europeo de Inversiones, una nueva operación de MBO dirigida por Erik Eberhardson, actual presidente de GAZ. Pero el gobierno británico ha declinado conceder ese dinero, puesto que atendiendo un caso particular como el de LDV, se vería obligado también a financiar a Jaguar, Land Rover e incluso Vauxhall -filial británica de GM- con plantillas mucho más numerosas.
En vista de la negativa gubernamental, los propios trabajadores de LDV han decidido apoyar la mencionada operación de MBO renunciando voluntariamente a un 10 por ciento de su salario si ésta sale adelante. Otra posibilidad de supervivencia de LDV, pero ésta sólo como marca y puede que ni siquiera eso, sería su venta a un hasta ahora no identificado comprador que, según parece, se llevaría las cadenas de fabricación de la gama Maxus de furgonetas de las instalaciones de Birmingham a otro país de costes laborales más bajos. Pero algunos expertos dudan de la existencia de ese comprador y apuntan a que puede tratarse de una típica maniobra de presión de los actuales gerentes y propietarios de LDV hacia el gobierno británico.
Puestos a dudar, también hay expertos que ponen en tela de juicio la viabilidad de LDV, cuya historia se ha debatido en continuas turbulencias. Claramente, el problema de LDV es su dimensión, casi insignificante frente a sus competidores más directos: Ford, Mercedes, Vauxhall- Opel, Renault, Fiat, etc. y si ha conseguido llegar a donde ha llegado ha sido principalmente por lo introducida que estaba la compañía en los organismos oficiales británicos y a que en la última década la economía del Reino Unido ha ido bastante bien. Pero eso se ha acabado y la crisis financiera está hundiendo el mercado británico como el resto de los de Europa Continental. De acuerdo con los datos de la SMMT, organización parecida a nuestro Anfac, LDV matriculó 4.580 unidades en 2008, un 42 por ciento menos que en 2007, cuando Ford, que también atraviesa por problemas serios en el Reino Unido, conseguía matricular 80.000 furgonetas Transit, sólo un 13 por ciento menos que en 2007.
Hablando del futuro de LDV, Garell Rhys, de la Universidad de Cardiff, señalaba a nuestra colega Financial Times que el principal problema de LDV es que “su dimensión la sitúa como una compañía marginal que en estos momentos no parece viable”. Para Rhys, LDV necesitaría al menos 50 millones de libras de ayuda estatal, “lo que representa una cantidad tremenda de dinero cuando se tienen en cuenta los volúmenes de producción de LDV”. Producción a partir de abril Roberto Salvador, gerente de LDV Ibérica, declaró a este periódico que la filial que dirige había padecido recientemente algunos problemas con la entrega de vehículos nuevos desde la fábrica de Birmingham, aunque recalcó que el abastecimiento de piezas y recambios se había mantenido en todo momento.
De cara al futuro, Salvador, que reconoce que la situación no es fácil, ve luz al final del túnel y asegura que la producción se reanudará en Birmingham a comienzos de abril. “Se nos ha indicado desde el Reino Unido que la consecución de ese crédito del gobierno británico va por buen camino”. Los gerentes que respaldan la operación de MBO pretenden que sirva para que LDV sea considerada como una compañía más europea y no como una firma en manos rusas. LDV Ibérica, cuyas ventas de vehículos apenas superaron unas pocas decenas de unidades en 2008, sigue tratando de establecer una red de distribución y asistencia posventa en la Península.