España pierde competitividad por sus cuatro costados. No aprovechamos la crisis. Todo lo contrario. El Forum Económico Mundial nos sitúa en su informe de competitividad global en el puesto 33. Ya nos ha pasado hasta la República Checa, donde construir hoy un automóvil es mucho más barato que en España. Y sus costes logísticos son menores. Mientras el Gobierno de Zapatero sigue especulando con medidas cortoplacistas, sin arbitrar soluciones urgentes, de calado, para reactivar la competitividad empresarial. Aumentando el déficit y subiendo los impuestos será aún más imposible.
Es necesario un pacto con los empresarios para crear empleo. Zapatero mantiene un camino equivocado, una autopista hacia cinco millones de parados. El transporte es claro ejemplo de pérdida de competitividad. Hemos gastado cinco años sin arreglar el modelo de estiba, la carretera sigue perdida entre la falta de actividad y los problemas del Comité Nacional, mientras que el ferrocarril de carga aún es el sueño de una noche de verano. Por eso, ante la ineficiencia económica del Gobierno de Zapatero, la CEOE ha vuelto a reclamar más de un centenar de medidas en su Plan de Competitividad Industrial.
Un extenso informe que incluye un recetario de medidas urgentes para mejorar el transporte. Y es que si analizamos en profundidad el documento nos encontramos con un ambicioso plan de gobierno para el transporte de mercancías. El informe, que contiene alguna medida anunciada por Zapatero que se quedó en agua de borrajas como la segregación de Renfe Mercancías, sería muy útil para un Gobierno que quiera apostar por la desregulación y la reforma como vía para reactivar la economía.
Pero aquí hay pánico al conflicto con UGT y CC.OO. España necesita darle una completa vuelta de tuerca a la política de Fomento. Necesitamos flexibilidad, liberalización, más inversiones y medidas estructurales. Sin reformas nuestra economía seguirá atrapada en el furgón de cola de Europa.