Aseguraron los expertos asistentes a la Convención de Grimaldi.
La extensión a toda la Unión Europa del sistema del ecobono italiano, que da incentivos a los flotistas y transportistas que trasladan sus tráficos de la carretera a la vía marítima, será un factor crítico para el desarrollo de las autopistas del mar en los próximos años. Así los afirmaron los ponentes asistentes a la convencion organizada por la naviera italiana Grimaldi en Cagliari el pasado 23 de octubre. A la convención de Grimaldi también asistieron Rafael Aznar y Jordi Valls, presidentes de los puertos de Valencia y Barcelona, respectivamente, las dársenas españolas más activas en el desarrollo del short sea shipping.
Los ponentes, entre los que también se encontraba Luis F. Valente de Oliveira, el gurú de la CE en materia de las autopistas del mar, expusieron que el deseo político de trasladar el ecobono italiano a toda Europa es evidente, tal como quedó desmostrado en la última conferencia de ministros de Transportes de la UE, celebrada en Nápoles. Tommaso Affinita, director general de la Red de Autopistas del Mediterráneo, una organización gubernamental italiana para la promoción de esta línea de negocio, dijo que “el objetivo no es sólo forjar rutas entre países europeos, sino también fortalecer las conexiones entre las economías del sur de Europa y del norte de África”.
También señaló que el acuerdo firmado por España e Italia sobre las autopistas del mar se centra en el pago de un ecobono como clave para mejorar los servicios en la zona occidental del Mediterráneo. El director general de Grimaldi y anfitrión de la conferencia, Emanuele Grimaldi, a la sazón acérrimo defensor de incentivar al transportista para que se suba al barco, añadió que el sistema de ecobono tiene el beneficio añadido “de que no distorsiona la competencia, ya que es el cliente quien decide qué servicio prefiere usar”.
El sistema más neutro En la misma línea se expresó el presidente del puerto de Barcelona, Jordi Valls, a preguntas de este periódico: “Lo más lógico es subvencionar al cargador o al transportista para que escoja entre todas las ofertas aquélla que considere más oportuna. Es lo más neutro. De lo contrario, podemos alterar la competencia. Imagínese que se crea una nueva línea entre Castellón y Génova con ayudas públicas de España e Italia que van directamente a la naviera.
Es decir, se paga la infraestructura y se paga la línea. Está claro que, en una situación de este tipo, los puertos de Valencia y Barcelona vamos a tener problemas”. Las palabras de Valls se hacen eco de la competencia desleal que para las dársenas de Valencia y Barcelona supondrían la apertura de nuevas líneas de short sea shipping en otras dársenas del Mediterráneo con ayudas públicas directas para los armadores, tal como, en principio, recoge el acuerdo alcanzado entre Zapatero y Berlusconi en la cumbre del pasado septiembre.