La respuesta unánime del sector ha sido ejemplar
La Comunidad Valenciana cifra en 10.000 millones los daños sufridos por el sector industrial a causa de la DANA, un balance que constata el ruinoso estado de cientos de empresas reducidas a escombros. Ante esta desoladora situación, la emocionante prioridad del sector ha sido clara: ayudar donde se le necesitaba, garantizar el abastecimiento y trabajar a tope para recuperar cuanto antes la normalidad de la actividad empresarial.
La respuesta unánime del sector ha sido ejemplar. De hecho, han sido muchas las empresas que se han volcado para evitar una interrupción prolongada de la cadena de suministro, transportando materiales de primera necesidad y poniendo al servicio de la sociedad sus infraestructuras logísticas y equipos humanos. Se ha vuelto a demostrar que en el ADN del sector logístico existe un enorme grado de solidaridad y además con total discreción.
Esta capacidad de respuesta, ya evidenciada durante la pandemia, ha permitido que el abastecimiento se mantuviera asegurado. Para ello, las empresas logísticas han realizado un magnífico esfuerzo de previsión y gestión, replanificando las cadenas de suministro, explorando rutas alternativas, anticipándose a la demanda mediante tecnologías predictivas, y garantizando el stock en almacenes de provincias cercanas. Por esto y mucho más, la labor incansable de las empresas y profesionales logísticos es digna de reconocimiento. El Ministerio de Óscar Puente, por su parte, ha estado a la altura.
En cualquier caso, para recuperar la normalidad y subsanar las pérdidas, necesitamos ayudas directas que lleguen de forma ágil y con poca burocracia; que el Gobierno impulse un Plan Renove para la adquisición de vehículos, equipamiento y maquinaria; y deducciones fiscales que incentiven la reconstrucción y ayuden en la reparación y reposición de bienes. Medidas muy alejadas de los planteamientos constantes de Trabajo, que sólo busca cargar con más costes a las empresas, demostrando una vez más no estar a la altura de estas desgraciadas circunstancias.
Francisco Aranda
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