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Los 20 céntimos de la discordia

Tal vez se deban dejar reposar los avances plasmados en las últimas leyes del sector

El plan de choque trimestral aprobado por el Gobierno para ayudar a los sectores más afectados por las consecuencias de la invasión de Ucrania ha desatado nuevos roces entre transportistas y parte de sus clientes a cuenta de la bonificación de 0,20 euros/litro aplicada al combustible que algunos grandes cargadores pretendían aprovechar para rebajar el precio de los portes.

Un desencuentro que tiene ecos de viejas prácticas y que ha obligado al Ministerio liderado por Raquel Sánchez a publicar una “nota metodológica” que deja cristalinamente claro que este sistema de bonificación -unos 600 millones en tres meses- está dirigido a apoyar a las empresas de transporte por encontrarse estas en graves dificultades derivadas del repunte del precio del combustible y, por tanto, no estaba destinado a mejorar las cuentas de los clientes.

Quizá peco de excesiva candidez, pero estaba convencido de que cargadores y transportistas se encaminaban a relacionarse como socios logísticos estratégicos sin desequilibrios de poder y sin recorte de márgenes de rentabilidad para la parte más débil de esta siempre controvertida relación: las empresas transportistas. Tal vez se deban dejar reposar los avances plasmados en las últimas leyes del sector y no pretender que una relación tan desequilibrada durante tantos años se nivele en pocos meses.

Otra buena noticia es que muchas empresas ya han empezado a recibir las ayudas directas acordadas por el Ejecutivo -otros 450 millones- de forma que cada una puede disponer de 1.250 euros por camión o de 950 por autobús hasta un máximo de 400.000 euros por empresa. Un respiro financiero para nuestras compañías logrado gracias al encomiable trabajo del Comité Nacional y del propio Ministerio de Transportes -junto a Hacienda y Economía- que han sabido empatizar con un sector estratégico para la actividad económica.

Ramón Valdivia

rvaldivia@astic.net