Ana Pastor mantiene el compromiso de licitar también los viarios.
Corría el año 1994 cuando las administraciones afectadas firmaron en un multitudinario acto institucional el compromiso para desarrollar el denominado Plan Delta, que incluía las ampliaciones del puerto y del aeropuerto de Barcelona, entre otras intervenciones. Han tenido que transcurrir casi dos décadas para repetirse la escena y empezar a pasar del papel a la realidad una de estas actuaciones incluidas en el Plan Delta, los nuevos accesos ferroviarios al ya ampliado puerto de Barcelona.
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y la ministra de Fomento, Ana Pastor, presidieron el pasado 4 de septiembre la firma del protocolo de colaboración para la construcción del nuevo acceso ferroviario definitivo a la dársena catalana. Se trata de la ‘fumata blanca’ para una obra que lleva años de retraso y que se ha logrado desencallar al abaratarse el proyecto inicial y al no ser el único pagador la administración titular, el Ministerio de Fomento.
La actuación costará 108 millones de euros, alrededor de un tercio del precio inicial, que financiarán al 50 por ciento el Ministerio de Fomento, a través del Adif, y la Autoridad Portuaria de Barcelona. La práctica totalidad de las obras se adjudicarán antes de que acabe el año, “no habrá problemas económicos para ello”, aseguró la ministra. La Autoridad Portuaria baraja que los nuevos accesos estén operativos a finales de 2015.
Para abaratar el proyecto, se aprovechará la actual vía en ancho métrico de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, a la que se añadirá el ibérico y el internacional, y no se ejecutará el bucle completo de entrada y salida al nuevo muelle Prat, donde la terminal de Hutchison opera desde el año pasado con una conexión ferroviaria provisional. El protocolo firmado contempla revisar periódicamente la evolución de los tráficos para decidir, con suficiente antelación, hacer un nuevo acceso de doble vía, en caso de necesidad, que es lo que contemplaba el proyecto inicial.
La solución adoptada ahora “servirá, como mínimo, para entre 8 y 10 años”, señaló el presidente del puerto, Sixte Cambra. Para Artur Mas, la luz verde a la infraestructura supone “corregir el error histórico de dejar para el final lo que se tendría que haber hecho al principio de conectar la principal economía exportadora de toda la Península con el corazón de Europa”.
La cuota del tren en los contenedores que salen y entran al recinto portuario se ha multiplicado por cuatro en seis años, hasta acercarse al 12 por ciento. Ana Pastor mantiene el compromiso de licitar también los accesos viarios a la dársena, evaluados en 204 millones de euros, antes de que acabe el año.