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Los biocombustibles, al auxilio de las navieras

La Fundación Repsol pasa revista en un webinar a la implantación de las normativas europeas ETS y FuelEU y el rol de las energías verdes para aminorar el impuesto verde del mar.

El transporte marítimo continúa en su travesía a la descarbonización con toda una serie de incógnitas.. En 2024 entró en vigor los objetivos ETS y en 2025 lo ha hecho la regulación FuelEU Maritime, que recoge una reducción del 2 por ciento sobre el valor inicial de referencia. Para alcanzar estos objetivos a corto plazo, el rol de los combustibles con baja o nula huella de carbono va a jugar un papel esencial en el transporte de mercancías y pasajeros.

Bajo este escenario, la Cátedra de Transición Energética Fundación Repsol en la Universidad Politécnica de Madrid ha abordado la problemática de las normativas europeas ETS y FuelEU, en el camino hacia una movilidad marítima más sostenible.

Un buque atracando en la terminal de MSC en Valencia.
Un buque atracando en la terminal de MSC en Valencia.

En la apertura del webinar, Fernando Marcos, profesor asociado de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales en la Universidad Politécnica de Madrid, presentó la red de cátedras que se realiza en la escuela. Tras recordar que “el transporte marítimo es responsable del 14 por ciento de las emisiones de la Unión Europea”, indicó que hay que incidir en el rol de los combustibles neutros. “Van a jugar un papel esencial” para los objetivos ETS y la regulación FuelEU Maritime, que recoge una reducción del 2 por ciento sobre el valor inicial de referencia desde el pasado 1 de enero, matizó. Al mismo tiempo, avanzó que en el curso pasado, la escuela de ingenieros navales trabajó en el desarrollo de un buque ferri con bajas emisiones, mientras que este año incidirá en la mitigación de las emisiones de una flota de remolque.

Por su parte, Ruth Yerga, coordinadora de la Red de Cátedras de Fundación Repsol, explicó que “Europa necesita una estrategia de descarbonización sólida con una visión neutral sin olvidar la competitividad”. En su opinión, “hay una necesidad de adaptar nuevas tecnologías para adaptar las flotas”. Yerga señaló que “debemos ayudar a reducir las emisiones de CO2 sin comprometer la competitividad del sector con combustibles bajos en carbono”

La jornada arrancó con Federico Navarro, jefe de Servicio Subdirección General de Seguridad, Contaminación e Inspección Marítima del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, que introdujo la regulación europea. Navarro repasó el funcionamiento de la normativa de ETS y la regulación FuelEU Maritime. Indicó que “el transporte marítimo ha sido el primero que se ha impuesto una hoja de ruta para su descarbonización en 2050, bajo el impulso de la Organización Marítima Mundial que actualmente está regulando y negociando las medidas equivalentes a la normativa europea”. Explicó que en España se están controlando las emisiones de 450 navieras y 3.000 buques, con una monitorización del seguimiento, explicando que la administración emitirá un informe de emisiones de cada buque el 28 de febrero “y de ahí sale la cifra de de la naviera que tiene que ser cancelada por los derechos de emisión hasta el 30 de septiembre”. En cuanto a la normativa Fuel EU, Navarro apuntó que “tenemos que ir viendo la energía utilizada salvo las exenciones, sacando una cifra anual, optimizando la asignación de los combustibles”.

Imagen del buque eléctrico "Cap de Barbaria" de Baleària.
Imagen del buque eléctrico “Cap de Barbaria” de Baleària.

Por su parte, Raúl García, gerente senior de Desarrollo de Mercado Marítimo de Repsol, puso el foco en la visión del suministrador de combustibles renovables, indicando que “en lo que estamos todos es convertir las energías primarias de origen fósil, que tienen un impacto de huella de carbono más alta, utilizando combustibles de menos impacto”. García explicó que “necesitamos la sostenibilidad y por eso estamos tratando de descarbonizar las operaciones”.

En este sentido, el directivo de Repsol señaló que “el reto es importantísimo, ya que para dentro de cinco años hay que reducir un 45 por ciento las emisiones respecto a 2010”. García indicó que “un barco es un activo muy costoso que cuesta mucho amortizar, su vida media estar en torno a los 30 años por lo que hay que trabajar mucho en cómo vamos a impactar en la flota de cualquier empresa” con la utilización de los combustibles de bajo carbono como viene impulsando la energética.

Además, señaló que hay problemas para atender todo el suministro previsto, por los que hay que abrir nuevas vías, apostando por “una ruta biológica a partir de residuos sólidos urbanos y de otro tipo de residuos como como forestales”. En este sentido, explicó que en el futuro los combustibles sintéticos pueden ser una alternativa “juntando el hidrógeno que producimos de forma verde con eólica o nuclear”.

La visión de las navieras

Desde el punto de vista de los armadores, intervinieron Juan Cremades, director de Flota de Marflet Marine, y Jesús Blanco, responsable de proyectos de descarbonización en Baleària. Cremades explicó las características de la naviera que tiene una flota de cinco buques de 50.000 toneladas, señalando que la compañía no tiene una alta exposición a las normativas europeas “ya que solamente un 15 por ciento de los viajes el impacto es bastante notable”. En este sentido, indicó que si la naviera no compensara sus emisiones habría un impacto más fuerte y a partir de 2050 tendríamos que pagar en torno a 10 millones de euros por el ETS y similar cantidad en multas de Fuel Maritime “lo que básicamente supondría el cierre de la compañía”.

Con la nueva normativa, Cremades señaló que la compañía tiene “mucho más trabajo porque hay que verificar viaje a viaje las emisiones y hay que hacer la compraventa de los derechos de emisión”, así como “comprar combustibles alternativos o biodiésel, estableciendo un diálogo con el fabricante para ver qué biodiésel se puede consumir en tu motor “. La compañía ha valorado la necesidad de realizar inversiones en los buques para mejorar su eficiencia, con el uso de velas, por ejemplo, así como la utilización de combustibles bajos de carbono, antes que pagar multas por emitir emisiones.

Por último, en el caso de la naviera valenciana, Blanco detalló la apuesta millonaria de la compañía, por valor de 135 millones de euros, en dotarse por una flota sostenible, con el último anuncio de dos buques para la línea Tarifa-Tánger. El directivo de Baleària señaló que ha sido fundamental la apuesta por el gas natural licuado por la compañía “que nos permite no tener sanción hasta 2030” para reducir emisiones, señalando que el impacto del ETS en 2024 fue de 10 millones de euros. La compañía tiene que ir jugando con el uso de los buques en las rutas porque hay algunas donde no se aplica como el servicio Barcelona-Alcudia, mientras entre Valencia y Palma de Mallorca se aplica el cien por ciento del ETS.