La Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles reclama a Bruselas “revertir desde ya” la prohibición de los motores de combustión a partir del año 2035.
Se puede decir más alto, pero no más claro. “El objetivo no es la electrificación, es la descarbonización; y para alcanzar la neutralidad de emisiones a 2050 hay múltiples vías”. Así de contundente se mostró Inés Cardenal, directora de Comunicación y Asuntos Legales de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), en el marco de la segunda edición de la feria Empack y Logistics & Automation Bilbao.
Su intervención en una jornada sobre ‘descarbonización del transporte de mercancías por carretera’, organizada por el Instituto Vasco de Logística, no dejó a nadie indiferente. Cardenal se mostró muy crítica con la regulación europea y española en el ámbito de la transición energética, que apuesta por la electromovilidad como única vía de descarbonización, “cometiendo un gravísimo error”.
Sin paños calientes, la portavoz de AOP, asociación que forma parte de la plataforma para la promoción de los ecocombustibles, aprovechó su exposición para tratar de desmontar un falso mito. “El vehículo de cero emisiones no existe”, sentenció tras apuntar que “todas las tecnologías emiten en un punto u otro de la cadena de valor”. Cardenal aseguró sin ambages que “un motor de combustión propulsado por combustibles renovables es igual de climáticamente neutro que un vehículo eléctrico”. O lo que es lo mismo, “no hay razones tecnológicas para prohibir el motor de combustión”. No es de extrañar, por tanto, que inste a Bruselas a “revertir desde ya” dicha prohibición, fijada, en principio, a partir de 2035. “Lo único que hará será acabar con la industria de automoción europea, con la industria de fabricación de combustibles renovables, crearnos una dependencia del exterior y dificultar la transición de sectores como el transporte de mercancías”. Por ello, en su exposición defendió la neutralidad tecnológica para avanzar hacia la descarbonización de una “manera eficiente, justa e inclusiva”.
Diferentes soluciones
Cardenal insistió en que “no es una guerra entre tecnologías”. De hecho, reconoció que el objetivo de alcanzar las cero emisiones en 2050 “está escrito en piedra y todos los sectores integrantes de la Plataforma estamos comprometidos, pero no hay una única vía”. La portavoz de la asociación, en este sentido, no quiso pasar la oportunidad para reivindicar el papel de los combustibles renovables, que son una “opción clave para la descarbonización del transporte”. En su opinión, “España tiene una oportunidad sin precedentes de ser líder en tecnologías de bajas emisiones con combustibles renovables, que, si seguimos por este camino, la vamos a perder”. En este punto, destacó que España tiene uno de los sistemas de refino más flexible y competitivo de la UE, que ya ha iniciado su transformación. Al mismo tiempo, hizo hincapié en la contribución a la economía circular y al desarrollo de la España vaciada, al integrar la industria agrícola con la producción de combustibles renovables.
Además, añadió, “se cumple con el objetivo de la seguridad de suministro”, algo que “se debería contemplar en las estrategias energéticas de la UE”. Así las cosas, “el principal reto, más que tecnológico, es regulatorio”, reiteró Cardenal. “La regulación no está dando las señales para que se puedan invertir miles de millones de euros para transformar este sector”, recalcó. “Y si no los fabricamos en España, los importaremos”.
Por último, recordó que “el HVO es una realidad”, que está permitiendo a las empresas descarbonizarse ya. Entre las ventajas, destacó su compatibilidad con la flota actual de camiones y con las infraestructuras de distribución y repostaje. Entre las barreras, el elevado coste. De ahí la necesidad de contar con un mayor apoyo de las administraciones que faciliten la producción a escala. “El HVO paga los mismos impuestos que si fuese diésel completamente fósil. Ese coste total no es realista. Una vez más, la regulación empuja a la electrificación”, concluyó Cardenal.