El ecobono, la fórmula ‘más efectiva’ para fomentar el cabotaje.
Los concursos para crear autopistas del mar auspiciados por la Unión Europea, como el convocado por los Gobiernos de España y Francia para la fachada atlántica y el que en un futuro harán España e Italia para la mediterránea, pueden crear competencia desleal favoreciendo a unos operadores que no tienen estos servicios respecto a otros que ya llevan tiempo en el mercado ofertando este tipo transporte. Así se puso de relieve en la jornada sobre las autopistas del mar que se celebró el pasado 27 de marzo a iniciativa de la Cámara de Comercio de Barcelona. “El mercado ya ha creado autopistas del mar.
Si la Unión Europea hace un concurso y se crea una línea nueva, puede distorsionar la competencia respecto a las ya existentes”, aseguró Manel Nadal, secretario para la Movilidad del departamento de Política Territorial de la Generalitat de Cataluña. En el mismo sentido se pronunció Mario Massarotti, de Grimaldi Logística España: “los armadores sí saben donde tienen que invertir para hacer una autopista del mar, pero los estudios de viabilidad sobre futuras líneas pueden generar distorsión”, señaló el representante de la filial del grupo italiano que tiene varias líneas de short sea shipping entre España e Italia. Bruselas “se inventó los concursos de autopistas del mar cuando no sabía las dificultades que suponen las diferentes legislaciones de los países participantes”, aseguró José Francisco Vidal, secretario general de la Asociación Española para la Promoción del Transporte Marítimo de Corta Distancia.
Ahora, “se ha dado cuenta que estos concursos pueden causar distorsiones y ha lanzado una consulta pública sobre si se conceden las ayudas a las líneas que ya existen”, añadió este experto. El representante de la Generalitat también cuestionó que Bruselas ciña las autopistas del mar al viejo continente: “las líneas que van desde Barcelona o Valencia al norte de África son también autopistas del mar”, dijo Nadal. La mayoría de los participantes en la jornada coincidieron en que lo más efectivo para fomentar este transporte es el Ecobono implantado por el Gobierno italiano, el único país comunitario que ayuda directamente a las empresas de transporte por carretera que se suben al barco.
Para que el transporte marítimo de corta distancia funcione, hay que fomentar la demanda e Italia “lo ha hecho directamente con el Ecobono porque se ahorran costes externos”, argumentó José Francisco Vidal. Manel Nadal también se mostró partidario de “ayudas al transportista no al naviero o a los puertos que pueden distorsionar la competencia”. Otro aspecto polémico que se abordó es qué se entiende por autopista del mar.
La Unión Europea ya la ha definido como una línea de short sea shipping de calidad. Ahora bien, ¿qué se entiende por calidad? Esta pregunta quedó en el aire porque ni el propio Ejecutivo comunitario lo tiene claro hasta la fecha. “En lugar de inventar más cosas -la Unión Europea-, quedan todavía muchas por hacer”, dijo el representante de la Autoridad Portuaria de Barcelona, Santiago García Milà.
Dio un ejemplo de los deberes por hacer: la tecnología de los puertos de Barcelona y Génova, enlazados por un servicio regular diario de short sea shipping, permite que ambos conecten sus plataformas telemáticas, con el ahorro de tiempo que ello supondría para toda la documentación asociada al transporte, pero no pueden porque “la legislación es diferente en cada país”, añadió García Milà.