La normativa europea y el inicio tardío de la exportación reducen el número de rotaciones.
El transporte frigorífico sufre una pérdida de rentabilidad en España fruto de la elevada competencia existente dentro de una escenario en el que las normativas europeas han terminado por lastrar su competitividad. El sector afronta su peor campaña con la soga al cuello ante la falta de retornos en Europa y con precios de subida a la baja
El transporte frigorífico en España ha sufrido la peor campaña de la última década. En plena crisis, muchos flotistas se mantienen con la soga al cuello alcanzando exiguas cifras que apuntan al concurso de varias mercantiles en los próximos meses. El sector, cuyas primeras cien empresas alcanzaron un volumen de negocio de 850 millones de euros en 2007, ha afrontado una débil campaña con una bajada de actividad del 30 por ciento en la exportación y de casi el 50 por ciento en la importación. Los frigos, un negocio que siempre ha sido considerado como la punta de lanza del transporte internacional, mantienen un catálogo de “problemas específicos que nadie quiere entender”.
La estacionalidad de su actividad y la ausencia de retornos, agravan “una estructura empresarial y social que cada día se aleja más del concepto de la rentabilidad”. El transporte frigorífico en España sigue atomizado. Entre el exceso en la oferta de camiones y la escasa repercusión de los costes a los cargadores, males endémicos del sector, hoy se han colado tres problemas de nuevo cuño.
Por un lado, el incremento del peso de los combustibles en los costes directos que inestabiliza los precios de los servicios. En segundo lugar, la reducción del tiempo efectivo de conducción impuesta por la normativa europea que está penalizando gravemente la actividad al ser España un país periférico. Y por último, la recesión del consumo en toda la Unión Europea, que ha terminado por sangrar el crecimiento del sector en los últimos meses por la falta de retornos. Son tres elementos que vienen a acentuar un poco más el escenario de pérdida de rentabilidad que arrastra la flota frigorífica en los últimos años. En principio, el gran problema del de la campaña 2008-2009 del sector frigorífico fue inicialmente su comienzo tardío, en noviembre, con la exportación de cítricos.
La campaña se vio agravada desde su comienzo por la escasez de importación, generada por “la falta de confianza del consumidor en España”, que hoy sigue bajo mínimos. Esto ha supuesto una contracción en la demanda española de productos elaborados en los países de destino, que suelen utilizar los frigos nacionales para su llegada al mercado español. La recesión económica en países como Francia, Bélgica, Alemania o Italia ha afectado también a la exportación de productos hortofrutícolas nacionales.
Mientras Carlos Donat, Gerente de Transdonat, reconoce una “reducción de la facturación del 27 por ciento”, Pedro Conejero, vicepresidente de Atfrie, señala rotundo que “ésta ha sido la peor campaña, ya que hemos tenido problemas muy graves con la importación, mientras que los precios han estado tirados, a la baja, con una carencia de cargas y camiones parados dos y tres días en el extranjero después de descargar por la escasa importación”. Una situación a la que se añade “los efectos a la baja de los precios de importación, por ofertas y guerras comerciales y por el juego de los tenders, que no son otra cosa que subastas por internet de ciertos tráficos”.
Estas circunstancias “han hecho que las importaciones hayan ido a peor conforme han ido transcurriendo los meses” unido al “agravante del transporte nacional con baja actividad y, consecuentemente, sin complementos de carga”, matiza Conejero. Desde la patronal Atfrie, que agrupa a unas 200 empresas con 6.000 autorizaciones, se remarca que para la obtención de buenos resultados en el sector frigorífico, “la rotación de los camiones ha de ser rentable” y para ello “resultan necesarios precios de salida holgados o retornos abundantes que cubran al menos los costes”, según afirma su presidente José María Arnedo.
Empresarios consultados por este periódico coinciden en señalar que se han producido algunas puntas mensuales respecto a otros años, pero “los precios siguen sin acompañar”. De hecho un flotista señalaba que “en algunos meses nos han faltado camiones” por la demanda europea en determinados productos, aunque “lo cierto es que nos ha ayudado el debilitamiento en las flotas de pequeños y medianos transportistas”. Exceso de oferta En este sentido José María Arnedo señala que “entre un 15 y un 30 por ciento de las flotas han estado más paradas que en movimiento durante la campaña”, mientras que Donat matiza que “hay un desorbitado exceso de oferta y la mayoría está trabajando perdiendo dinero”.
Un transportista veterano señalaba a este periódico que “ha habido quincenas con cierta parada porque no se han encadenado los diferentes productos, pero ha habido otros momentos donde podían faltar algunos camiones de exportación”. Esto ha sucedido, aclara Conejero, porque “los camiones no rotan con regularidad desde el momento en que no hay importación, en las que perdemos dos o tres días. Además está la rigidez del reglamento, hay empresas paradas y es de insensatos decir que ha habido falta de camiones en algunos momentos, porque los precios han ido a peor”.
Con este escenario, un empresario señalaba que “hemos perdido otra oportunidad para aumentar los precios cuando había menos oferta de camiones. Tampoco nos ha ayudado un precio del gasóleo inferior al de otras campañas” y, además, “con la normativa de tiempos de conducción y descanso hemos dejado de hacer entre 20 y 30.000 kilómetros, todo esto cobrando lo mismo que otros años”. En este aspecto, Donat señalaba que “muchos de los clientes nos han pedido desde octubre precio y financiación, aplazando pagos porque no llegan”.