Los cargadores sufren unos precios de transporte al alza, con un precio del combustible bajo y una falta de frecuencias y escalas importantes.
Durante la crisis del Covid-19, las navieras de transporte de contenedores tuvieron que hacer frente al desplome de la actividad con la retirada de buques y la cancelación de numerosas rutas y decenas de escalas intermedias. Una situación que se mantiene en buena medida cuando la actividad comercial casi se ha normalizado, lo que ha provocado críticas abiertas por parte de los cargadores.
Los transportistas mantienen esta escasez de frecuencias y el mantenimiento de unos precios sorprendentemente altos en una circunstancia especialmente beneficiosa como es un precio de combustible bajo. Según diferentes analistas, el panorama a corto plazo en el transporte marítimo sigue siendo incierto y de riesgo, por lo que los armadores mantienen una posición prudente y beneficiosa para ellos, pero que no beneficia a los cargadores.
Según la consultora Drewry, la petición de la mayoría de los cargadores es que las navieras devuelvan la capacidad de carga necesaria en el momento requerido y con la dimensión correcta, cuando los volúmenes vuelvan a aumentar. Esta situación está llevando a que los cargadores realicen cada vez con más frecuencia las llamadas “reservas fantasmas”, para asegurarse la capacidad de carga necesaria.
Las compañías afirman estar redoblando esfuerzos por asegurar la capacidad de carga necesaria y, compañías como Maersk están asegurando que, si se cancela un viaje, se proporciona una alternativa con una llegada no más tarde de tres días desde la fecha original programada. Al mismo tiempo, esta compañía también ha impuesto a sus clientes el pago de penalizaciones si el remitente cancela las reservas.
Aunque el primer trimestre del año fue irregular en las medidas para afrontar el Covid-19, en el segundo semestre se generalizó la estrategia de las cancelaciones de espacio de carga y aún hoy se calcula que se mantiene parada una flota que representa unos dos millones de TEUs, lo que supone aproximadamente el 8 por ciento del total. Según el consultor especializado en transporte marítimo, durante el primer trimestre de 2020 las principales compañías de portacontenedores tuvieron un beneficio operativo de 1.400 millones de dólares (1.221 millones de euros), con un margen del 3,2 por ciento, lo que es un resultado similar al del año anterior. Según muestran las cifras de las principales alianzas de transportistas, las cancelaciones hasta el mes de junio de 2020 quintuplicaban holgadamente las realizadas un año antes.
La consultora Drewry, que participa junto al Consejo Europeo de Transportistas (CES) y la Asociación Europea de Transportistas (CLECAT) en el desarrollo de un mecanismo de cálculo de factores para el ajuste del precio del combustible, ha señalado que “desde una perspectiva de relaciones públicas, la óptica de obtener grandes beneficios durante una crisis global no es correcta. El precio del transporte supondrá más animosidad y acusaciones de especulación”.