El nuevo equipo directivo que comanda la nave portuaria española de los fondos de J.P. Morgan y ABP tiene importantes retos en los próximos meses. No sólo tendrán que empezar a cimentar una rentabilidad para sus propietarios, que a su vez retribuirán a sus partícipes, sino que tendrán que reposicionar sus activos, los de mayor calidad del mercado español, a la altura de las terminales europeas más eficientes.
Tanto Marítima Valenciana, Opcsa, ATM como TdS tienen por delante el reto de la eficiencia, dentro de un sólido plan de negocio que compatibilice la inversión con el crecimiento, la productividad con la mejora de los ratios en la gestión, índices que fueron muy discutidos cuando las terminales eran propiedad de Florentino Pérez.
Hoy la hora del ladrillo en las terminales españolas es historia. La época del ingenierio asimilado a gestor de terminal ya es parte del pasado. Hoy los activos de Dragados-SPL, bajo el holding Turia Port Investment (TPI), van a ser gestionados tanto horizontal como verticalmente por profesionales del shipping.
Quedan ya en las hemerotecas de la memoria aquellos consejos de dirección donde se explicaba al accionista qué era y qué no era un consignatario, un operador logístico o un estibador. Los nuevos gestores de TPI, que acumulan décadas de experiencia, reciben un grupo portuario saneado y con dinero en la caja para poder satisfacer los requerimientos de los navieros que necesiten sus servicios.
Deben poner a Dragados-SPL bajo un sólido engranaje que permita al grupo desenvolverse con un mayor cauce comunicativo, gracias a la aventura que aseguran accionistas con deseo de permanencia perpetua.
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