La federación de transportistas del Reino Unido (Freight Transport Association, FTA) condena la última subida de tasas de combustible decretada por el Gobierno británico. Es la tercera desde abril del año pasado. Desde enero, el litro de combustible cuesta 0,91 eurocéntimos más, lo que se traduce en un coste anual para la industria del transporte de 114,2 millones de euros. Además, el diésel alcanza un máximo histórico, mayor incluso que el registrado en julio de 2008 cuando el barril de petróleo alcanzó los 145 dólares.
La asociación británica señala que, para un camión, el coste de las tres alzas de impuestos supone un total de 6.012 euros anuales (el diésel ya representa el 35 por ciento de los costes totales de explotación), lo que hará insostenible la actividad de muchas pequeñas y medianas empresas. Simon Chapman, director del área de economía de la FTA, afirma que “el Ministerio de Finanzas trata al sector del transporte por carretera como si fuera un pozo sin fondo para financiar las arcas públicas.
Al mismo tiempo, aplican un plan salvaje de recorte de gastos e inversiones en las infraestructuras de transporte de hasta el 45 por ciento. Para que el Reino Unido salga definitivamente de la recesión, sus cadenas de suministro necesitan contar con una red de transporte por carretera eficiente en costes y confiable, y esto no se consigue con un aumento de tasas que está muy por encima de la inflación y una red de carreteras que no recibe inversiones”. Según un estudio de GE Capital, sólo el 30 por ciento de las pymes británicas de transporte disponen de recursos financieros para afrontar imprevistos a corto plazo.