Ala hora de mencionar un problema a resolver en el transporte por carretera, la inseguridad no ocupa un lugar estelar, aunque, en realidad, es una de las principales preocupaciones del sector.
La rígida normativa de tiempos de conducción y descanso, aprobada sin contar con una amplia red de áreas de descanso vigiladas, impide a los transportistas llegar a lugares seguros y los ‘piratas’ lo saben. Los datos de una reciente encuesta de la Unión Internacional de Transporte por Carretera (IRU), realizada entre 2.500 conductores en 31 países, son demoledores: uno de cada seis transportistas ha sido víctima de al menos una agresión, generando unos costes directos de 7.000 millones en los últimos cinco años.
El último caso conocido ha sido el de una banda rumana que robaba camiones en marcha en Madrid. La ‘Operación Ruta’ de la Guardia Civil, apoyada por las empresas afectadas, se saldó con 24 personas detenidas, a los que se atribuye 50 atracos en seis meses.
El sector no sólo alerta sobre la indefensión de los transportistas, al considerar que existen lagunas en la Ley de Seguridad Privada, que no contempla medidas específicas para el transporte, sino que pide ‘mano dura contra el crimen organizado’.
Y es que la seguridad privada de las empresas pierde parte del control del proceso durante la parte de actividad que transcurre por la carretera, donde se echa en falta una mayor presencia policial, así como un teléfono específico de ayuda al transportistas ante las situaciones de riesgo de robo en ruta o en las áreas de descanso. Una cuestión lo suficientemente grave como para que los gobiernos tomen cartas en el asunto.
© 2024, todos los derechos reservados.