No debemos dejar en el olvido, como algunos pretenden hacer, lo que se ha logrado en la mesa de negociación
Vivimos tiempos convulsos que, me temo, avecinan una tormenta económica mundial. Sin embargo, si nos fijamos en nuestro sector y nuestro país, creo que nadie dejará de reconocer, a pesar del ruido de fondo de las quejas y los lamentos, que en hemos conseguido en estos últimos años los mayores avances que se recuerdan en favor de los transportistas por carretera. Logros conseguidos, fundamentalmente, gracias al trabajo del equipo del Mitma y del propio Comité Nacional del Transporte por Carretera, logros que se han plasmado negro sobre blanco en nuestra normativa.
Para empezar, la llamada “acción directa” que protege al transportista efectivo contra los impagados que pudiese sufrir y que no tiene parangón en ningún otro sector, como también sucede con la Ley 13/2021 para luchar contra la morosidad en el sector, multando los pagos a más de 60 días; el RD-Ley 3/2022, entre cuyas medidas destacan la prohibición de la carga y descarga por parte de los conductores profesionales, salvo determinadas excepciones, que entrará en vigor el 2 de septiembre; la obligatoriedad de revisar el precio del transporte, sin posible pacto en contrario, por la variación del precio del gasóleo; o la reducción a un mes del plazo de liquidación del gasóleo profesional y de los tiempos de espera a la mitad. Medidas que dan respuesta a reivindicaciones históricas del sector, un sector cuya memoria, tal vez, sea demasiado cortoplacista.
Desde hace meses la preocupación se centra en los desbocados precios del diésel y el gas natural, que tanto erosionan las cuentas de resultados de las empresas transportistas, pero no debemos dejar en el olvido, como algunos pretenden hacer, lo que se ha logrado en la mesa de negociación, sobre la que aún hay temas en curso. Mejor será no dinamitarla.
Ramón Valdivia
rvaldivia@astic.net