Casi siempre, los voceros de la política son ignorantes de lo técnico, se mueven por cálculos electorales, más aún en año de municipales, autonómicas y generales
Hacer leña del árbol caído. Recuerdo la primera vez que a un máximo dirigente de Adif lo oí decir que había que cambiar esa empresa, modernizarla y adaptarla a los tiempos actuales, transformarla usando la digitalización. No pude evitar que se me pusiese una gran sonrisa. Ahí empezó esta historia de admiración.
También recuerdo la primera vez que escuché a un alto dirigente de “este nuestro Ministerio” afirmar que era necesario primar las decisiones técnicas sobre las políticas, aunque estas últimas influyan siempre. Pero casi siempre, los voceros de la política son ignorantes de lo técnico, se mueven por cálculos electorales, más aún en año de municipales, autonómicas y generales. Y mucho más si apuntan nubarrones. Pero como dice el refrán, “donde no hay mata, no hay patata” y aquí, matas hay muy pocas.
Es un principio universal en este país pasar del peloteo incluso vergonzoso, a hacer leña cuando el árbol cae, además recordando mientras se trocea la leña y para quien quiera escucharlo que “eso ya lo decía yo, ya sabía que iba a acabar así” el pobre árbol. En fin.
Y ya que estamos hablando de primeras veces, también esta es la primera vez, en la que nadie hace ni amago de cortar la leña, más bien al contrario. Es unánime el reconocimiento, las loas y buenas palabras hacia este árbol recién caído, o más bien talado como es este caso.
Creo que es merecido el respeto, el cariño, el reconocimiento público al mérito como en este caso, y el desmérito hacia quien sacrifica un brazo, el diestro, el más útil y eficaz que tenía, para satisfacer las miserias de esos que solo ven lo que tienen a menos de dos palmos de la nariz.
Gracias Isabel.
Juanma Martínez
jmmartinezmourin@gmail.com