El grupo naviero decide abandonar sus proyectos en la ZAL del puerto, que reubicará en las proximidades del enclave, pero ratifica su compromiso por la macro inversión en la terminal norte.
Los trámites burocráticos y recursos judiciales que se mantienen vivos y que vienen complicando la puesta en marcha de la Zona de Actividades Logísticas del puerto de Valencia en los últimos años han obligado a Grupo MSC a comunicar a la Autoridad Portuaria de Valencia su decisión de desistir de los dos proyectos de inversión que anunció en este emplazamiento, según confirmaron ayer fuentes empresariales a Transporte XXI.
Este periódico se puso ayer en contacto con MSC. Un portavoz de la compañía indicó que “no se van a realizar en la ZAL estos proyectos, pero eso no quiere decir que se renuncie a ellos”, ya que la empresa ya ha empezado a analizar otras ubicaciones cercanas al enclave. El objetivo de la compañía es lograr espacios a un máximo de 15 kilómetros del enclave. Por su parte, desde la Autoridad Portuaria de Valencia se trasladó que “es una decisión empresarial que esta Autoridad Portuaria respeta y debería servir para que se tome buena nota de lo que pasa cuando se demoran los proyectos más de la cuenta”.
MSC había elegido en 2019 expandir su negocio logístico en Valencia en el núcleo central de la ZAL con la construcción de dos plataformas logísticas para sus filiales MSC España y Medlog Iberia en las parcelas A2 y B2, que disponen de una superficie de 34.070 y 39.600 metros cuadrados, respectivamente. Las dos parcelas, bajo una inversión global de 55,6 millones de euros, están ubicadas en la zona del área logística más próxima al recinto portuario, en el corazón de la nueva infraestructura de la rada.
El proyecto de MSC España, con una inversión de 19,86 millones de euros, iba a permitir el desarrollo de una nave de 20.200 metros cuadrados, mientras que el de Medlog suponía una inversión de 35,76 millones de euros para la instalación de una nave logística especializada en el transporte por contenedor en frío para congelados y productos refrigerados. Ambas instalaciones tenían un fuerte compromiso medioambiental con la generación de su propia energía eléctrica gracias a una central fotovoltaica.
Inseguridad jurídica
La última decisión judicial del Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 2 de Valencia que está examinando la demanda del colectivo ciudadano Per l’Horta que solicita la declaración de nulidad de la reurbanización de la ZAL autorizada por el Ayuntamiento de Valencia y la recepción de las obras del sector “ha sido clave para el hartazgo de MSC”, según aseguraban ayer fuentes empresariales consultadas por este periódico. Hay que recordar que actualmente el suelo de la ZAL “tiene especial protección agrícola”, de acuerdo a lo estipulado por varias sentencias judiciales.
Empresarios consultados ayer por este periódico mostraban su “preocupación por la falta de seguridad jurídica que ha envuelto históricamente al proyecto”, mientras indicaban que “al menos, es satisfactorio para todos que, al menos, Valencia no pierda la inversión millonaria de MSC y que hayan decidido reubicar el proyecto en las proximidades del puerto”.
Junto a eso, MSC ha anunciado que mantiene inalterable su plan inversor por la terminal norte, bajo un compromiso de más de 1.000 millones de euros, pese a que el proyecto de construcción del muelle, enviado por el Puerto de Valencia contabiliza once meses en la mesa del Consejo de Ministros del Gobierno en funciones de Pedro Sánchez. En este sentido, fuentes empresariales quitaron importancia a la decisión del grupo suizo, ya que “esto solo es un retraso, porque no se pierden las inversiones, y la fundamental, la terminal norte, está en el horizonte y con esa el producto de la ZAL está vendido”.
Por último, por la ZAL también mostraron interés dos empresas valencianas, Raminatrans y QA Pimba, para la construcción de dos naves de 15.496 y 21.512 metros cuadrados, respectivamente. Las compañías anunciaron una inversión de 9,21 y 8,63 millones de euros en ambos proyectos, compromisos que se mantienen, según las fuentes consultadas ayer por este periódico.