Daniel Ustian, presidente de Navistar, el fabricante estadounidense de camiones y motores, advierte que la cada vez más exigente normativa sobre control de emisiones contaminantes está costando puestos de trabajo a la industria. La Agencia para la Protección del Ambiente (EPA) estableció una normativa encaminada a reducir en un 75 por ciento las emisiones de los camiones entre 2007 y 2010, pero, a decir de Ustian, lo hizo casi unilateralmente, sin apenas consultar el punto de vista de los fabricantes de estos vehículos.
Ahora, la administración Obama ha anunciado nuevas reducciones del 10 al 20 por ciento entre 2014 y 2018. “La EPA pregunta a los científicos qué es lo que hay que hacer, pero ni éstos ni la propia agencia se preocupan de saber cuánto va a costar”, dijo Ustian, que añadió que Navistar ha reducido en un 99 por ciento las emisiones de sus motores en el trancurso de los últimos cuatro años, pero a un coste de unos 23.000 dólares (unos 17.300 euros) por vehículo. “Si nos hubiéramos conformado con rebajar sólo un 98 por ciento, el coste no habría llegado más que a 4.000 dólares por vehículo.
Como resultado de ello, vamos a crear de un 40 a un 50 por ciento menos de empleo”, explicó Ustian. Desde la EPA se han rechazado las acusaciones de Ustian alegando la agencia que mantuvo más de 100 reuniones con los accionistas de los fabricantes, siete de ellas con Navistar. Bodo Uebber, director financiero del grupo alemán Daimler, también se quejó días atrás de que las normativas establecidas a una fecha fija distorsionaban el mercado, al adelantar demanda que se habría distribuido por meses posteriores.
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