Sin duda, a Navistar le han empezado a crecer los enanos. Tras llevar dos trimestres seguidos arrojando pérdidas, la Agencia federal para la protección del medio ambiente en Estados Unidos (EPA), ha recibido un par de capones por parte de un juez federal que ha dicho que no es lícito el esquema de “si pagas, puedes contaminar” que se había aplicado a los motores de 13 litros construidos por Navistar hasta que ésta consiguiera rebajar los niveles de emisiones a los mínimos establecidos por la propia EPA para todos los fabricantes de motores.
Todo ello ha hecho que la cotización de las acciones de Navistar en la bolsa de Nueva York se haya desmoronado y no es de extrañar que ante esas perspectivas, la compañía haya decidido enrocarse para protegerse mientras se conoce el fallo del recurso que ha presentado contra la sentencia que ha anulado la concesión de la EPA a sus motores de 13 litros y que, de mantenerse, podría tener consecuencias inimaginables para Navistar, como tener que cambiar los motores de unos cuantos millares de camiones pesados.
Ese enroque se va a plasmar en la introducción de un sistema que pretende proteger a Navistar de posibles OPAS, como la acción de oro que se acostumbra a manejar en Europa. El sistema consiste en que si un inversor declara controlar el 15 por ciento o más del capital de Navistar o lanza una oferta para hacerse con el 15 por ciento o más de ese capital, la compañía se arroga el derecho de emitir derechos de compra de acciones ordinarias a mitad de su precio a los que sólo tendrán acceso los accionistas actuales.
De esta forma, se diluye el paquete del accionista “agresor”, que sólo podría recuperar su posición privilegiada comprando acciones al precio de mercado. Algunos analistas han manejado que VW e incluso Iveco podrían estar interesadas en adquirir Navistar.