Revolera  | 

“No aprendemos que no aprendemos”

Los legisladores europeos parecen no ver la realidad

Esta frase que Nassim Taleb desliza en su libro ‘El Cisne Negro’ se puede aplicar a la contumacia con la que la UE cree que los textos normativos bastan para cambiar la realidad. Una realidad que los legisladores europeos parecen no ver, empeñados en redactar reglamentos y directivas con objetivos utópicos que, tras fracasar, han de volverse a modificar pasados unos años y, así, seguir en un ciclo de kafkiana burocracia. Hay ejemplos en los campos más variados, pero uno muy reciente es el acuerdo provisional del Parlamento Europeo con el Consejo que marca los objetivos de emisiones de CO2 para los vehículos pesados de nueva matriculación: reducción de emisiones (-45% hasta 2030, -65% en 2035 y -90% en 2040).

En IRU ya lo hemos calificado de “decepcionante”, por no decir utópico. Basten estos dos datos: en seis años la UE necesitaría contar con 50.000 cargadores aptos para vehículos pesados y, al menos, 700 estaciones de servicio de H2; pero en 2023 el 96% de los camiones matriculados en la UE fueron diésel y solo el 0,6%, eléctricos. Esta exigencia de la UE también nos parece irresponsable porque, una vez más, actuará como una penalización para la gran mayoría de transportistas que carecen de recursos para acometer el cambio y porque retrasa al menos dos años la vía libre a las inversiones para el despegue de los combustibles renovables. Si este mes finalmente esta regulación se aprueba, sólo nos queda esperar que en 2027, fecha en la que supuestamente se reexaminaría, Bruselas constate que sus objetivos están desvinculados de la realidad. Una cláusula de revisión que, al menos, introduce varios elementos positivos, entre ellos, la posibilidad de utilizar una metodología específica para registrar vehículos pesados que funcionen con combustibles renovables.

Ramón Valdivia

rvaldivia@astic.net