Ambas estibadoras plantean reconvertirse en terminales de uso polivalente para arrendar su suelo a operadores de plataformas.
Opcsa y Boluda buscan salidas comerciales a la huida del negocio del contenedor del puerto de La Luz. Ambas estibadoras han planteado a la Autoridad Portuaria su reconversión en terminales de uso polivalente para poder arrendar suelo principalmente a operadores de plataformas y a otras actividades de carga convencional
Las estibadoras del puerto de La Luz buscan una salida comercial urgente a la huida del negocio del contenedor que se está produciendo en la dársena canaria. Tanto la terminal de Opcsa como La Luz, filial de Grupo Boluda, han solicitado oficialmente a la Autoridad Portuaria una modificación del objeto de sus concesiones a fin de incluir la manipulación y depósito de carga general en sus instalaciones. El principal objetivo de las dos empresas estibadoras es habilitar una parte del espacio que hoy tienen desocupado por la reducción de los tráficos de contenedores, manteniendo su actividad, pero abriendo el negocio a tráficos emergentes como las plataformas petrolíferas.
Las dos terminales están muy por debajo de unos niveles de actividad que les ofrezcan rentabilidad a las inversiones realizadas, ya que mientras Opcsa está a la mitad de su capacidad máxima de 1,2 millones de TEUs, la terminal de Boluda está al 40 por ciento de los 400.000 TEUs de capacidad instalada. Opcsa incluso se plantea adquirir nuevas pastillas de terreno en la dársena para el emergente negocio de plataformas.
En concreto, el presidente de Opcsa, Javier Esquivel, ha anunciado que “queremos una terminal para las plataformas”, señalando su intención es pujar por la parcela de Granitra con el objetivo de hacerse con todo el espacio que quede libre en el puerto canario vinculado al negocio de reparación naval. El objetivo de Opcsa no es acceder a la reparación de las plataformas, sino convertirse en un concesionario de las empresas que trabajen en la reparación de estos artefactos y poder arrendar espacios a los operadores que se implanten en la dársena canaria.
Este negocio está creciendo ampliamente dado los innumerables sondeos petrolíferos que existen actualmente en África. Las estibadoras de La Luz pretenden poder ganar parte de las pérdidas que van a sufrir con el descenso en la actividad de los contenedores. Javier Esquivel ha llamado a la cordura al colectivo estibador, afirmando que “nos hemos quedado estancados” y confía en que los estibadores “asuman el reto” y “reduzcan sus salarios mínimos de más de 2.100 euros garantizados”.