El SAF como oportunidad
España reúne las condiciones para liderar la producción mundial de este combustible para acelerar la descarbonización del sector de la aviación.
España reúne las condiciones para liderar la producción mundial de este combustible para acelerar la descarbonización del sector de la aviación.
Cada vez son más los operadores y cargadores que activan estrategias de transporte combinando camión, tren y barco para abrir corredores libres de carbono.
Estaría bien escuchar a profesionales y expertos, que apuestan por un mix de tecnologías y no por rezar a un único ‘Dios’, la electricidad.
Las navieras ya han anunciado los recargos que aplicarán en sus rutas como consecuencia del pago por las emisiones de sus buques.
Con la industria energética volcada en ofrecer nuevas soluciones para la descarbonización de los motores de combustión, es necesaria cierta dosis de pragmatismo.
Atracar en un puerto español, en lugar de hacerlo en Turquía, Egipto o Marruecos, supondrá una pérdida de competitividad para los armadores que apuesten por mantener sus escalas.
La estadística del Mitma ratifica la competitividad del transporte español por carretera en el ámbito internacional y su saber hacer.
Si se siguen haciendo planes de impulso del ferrocarril de espaldas al sector, sin poner el oído para escuchar a los que saben de qué va esto, solo se conseguirá manchar papel.
El sector exige rapidez, agilidad y uniformidad de criterios; o lo que es lo mismo, una buena dosis de sentido común.
Una década completa jalonada por los números rojos, con la única excepción de 2019, año en el que se produjo la venta parcial de la filial Logirail a otras empresas del grupo.
La nueva política de la Organización Marítima Internacional ha sido recibida con satisfacción por navieras y operadores.
Toca mirar al futuro, con independencia del gobierno que salga de las urnas, y seguir con las mesas de trabajo actualmente en marcha para avanzar en la modernización de la industria.
En año y medio, han dejado de tratarse en los muelles españoles más de un millón de TEUs; y nadie se mueve.
Estar incluido en el Estatuto de los consumidores electrointensivos representa tener acceso a mecanismos de apoyo, como hace la industria.
Empresas, patronales y sindicatos tienen una inmensa responsabilidad para resituar a España entre los líderes en tecnología portuaria.
El SIL cerró sus puertas superando los 15.000 participantes, el 20% más que en 2022.
Está claro que la ministra de Transportes tiene tajo por delante si de verdad quiere que el ferrocarril tenga mayor protagonismo.
El objetivo es claro: simplificar los engorrosos procedimientos de las declaraciones, aprovechando la transformación digital y fijar criterios uniformes, como requiere un mercado único.
La realidad es tozuda cuando falta pragmatismo en las decisiones política que proyectan unos 30.000 vehículos industriales de más de 3,5 toneladas, eléctricos o propulsados por hidrógeno, en España para 2030.
Dejar en un segundo plano al transporte y la logística, un sector no sólo esencial, sino estratégico, generador de empleo y riqueza, es un error de dimensiones épicas.
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