La paradoja básica de este paro es que se materialice justo en el momento en que se han plasmado los mayores avances que se recuerdan en favor de los transportistas por carretera
Espero y deseo, por el bien de todos en el sector y de la economía española, que cuando se publiquen estas líneas, el turbulento “paro” del transporte de mercancías por carretera haya quedado atrás. Mientras las escribo, no obstante, los convocantes acaban de ratificar que mantendrán indefinidamente sus camiones parados. Están en su derecho, claro, si consideran que pierden menos dinero así que transportando.
Lo que me resulta paradójico es que, alegando que los clientes no les pagan suficiente para cubrir sus costes, quieran también forzar a que paren los camiones de los que sí obtienen beneficio.
Paradójico también es que se estén reivindicando cosas que ya tenemos recogidas en la normativa en vigor; o que, siendo empresarios, exijan que sea la Administración quien marque límites al precio de los servicios de transporte que prestan.
La paradoja básica de este paro, en mi opinión, es que se materialice justo en el momento en que se han plasmado en la normativa española los mayores avances que se recuerdan en favor de los transportistas por carretera, como son la prohibición de que los chóferes realicen la carga o descarga de las mercancías o la obligatoriedad de revisar el precio de los portes en función del precio del combustible, por citar solo dos de las más llamativas.
Unos avances que, junto a otros muy importantes, que no tengo espacio para reflejar aquí, son el fruto de duros años de negociaciones de los representantes del sector con las autoridades y otros grupos de interés.
En fin, que se estén arrojando a la basura quintales de pescado por falta de transporte por carretera y justo al lado los camiones estén parados por “no poder cubrir costes” es la paradoja de las paro-dojas.
Ramón Valdivia
rvaldivia@astic.net