Cada vehículo que cruce por Alemania tendrá que pagar un recargo de unos 200 euros por tonelada de CO2 que emita
Todos los camiones de más de 7,5 toneladas que no sean cero emisiones -el 96,6% de los matriculados en la UE el pasado año fueron diésel- tendrán que pagar peajes al transitar por carreteras alemanas a partir del 1 de diciembre. Los vehículos propulsados por gas (GNC/GNL) lo harán a partir del 1 de enero de 2024 y los que tienen un peso bruto vehicular superior a las 3,5 toneladas, a partir de julio. La razón que esgrime el Gobierno tripartito de Olaf Scholz es acelerar la reducción de las emisiones de gases contaminantes, pero que nadie se lleve a engaño: esta medida está movida por un puro afán recaudatorio, eso sí, envuelta en un precioso papel de regalo verde brillante o, lo que es lo mismo, disfrazada de “buenismo” ecologista.
Algunos se preguntarán con razón por qué no se ha esperado al 1 de enero del próximo año para implantar esta medida. La respuesta tiene forma de cifra: 500 millones de euros. Esta es la cantidad adicional que el Ejecutivo germano se embolsa por esta viñeta en ese solo mes. Cada vehículo que cruce por Alemania en unas semanas tendrá que pagar un recargo de unos 200 euros por tonelada de CO2 que emita. Una cuantía absolutamente desorbitada que supondrá para los operadores de transporte de mercancías por carretera casi doblar el actual coste del sistema de peajes alemán (LKW Maut). Estos peajes son auténticos “lastres” para la competitividad de la UE, nuestro principal socio comercial en el mundo: los 7.000 millones€ que recaudaba Alemania anualmente, van a pasar a ser más de 10.000 sin tener significativo efecto real en el supuesto fin que se busca. Puro “green washing” que, me temo, pronto será imitado por otros Estados.
Ramón Valdivia
rvaldivia@astic.net