Guillaume Pépy, presidente del ferrocarril francés SNCF, lo tiene claro: si los sindicatos siguen oponiéndose a las reformas sociales en el seno de la división de carga, Fret SNCF, la opción de una escisión sería más que posible. Esto significaría que las actividades de Fret SNCF serían fusionadas con las de un socio externo o una filial. Los resultados de la división siguen degradándose año tras año y la dirección espera que gracias a la reorganización interna se pueda detener la tendencia y reforzar la posición de la empresa pública frente a los operadores privados.
Pero los poderosos sindicatos ferroviarios se oponen a todas las medidas. La última de las batallas perdidas por la dirección ha sido la prolongación de los tiempos de trabajo de los conductores. A pesar de que 800 de los 2.000 conductores de Fret SNCF estaban dispuestos a trabajar más horas, el reglamento fue desechado debido a las presiones de los sindicatos. El compromiso alcanzado sólo consiguió una escasa ampliación de los tiempos de conducción de 30 minutos. Los sindicatos advierten que la “reestructuración” que pregona Pépy equivale a un dumping social. Pépy se defiende en el diario ‘Le Figaro’ asegurando que no está a favor ni del dumping ni del statu quo: “no podemos quedarnos en el andén”.
El déficit de Fret SNCF será de 240 millones de euros en el ejercicio 2007, y las pérdidas previstas para el 2008 y 2009 ascienden respectivamente a 350 y 400 millones de euros. Por otro lado, el gobierno francés invertirá cerca de 700 millones de euros en SNCF entre 2009 y 2010, dentro del plan de relanzamiento económico del ejecutivo galo. Las actuaciones se centrarán en la compra de nuevas locomotoras y en la modernización de las estaciones y de la red.