La titular de Fomento, Magdalena Álvarez, compareció el pasado 8 de octubre antes los medios de comunicación por quinto año consecutivo. Explicó a grandes rasgos los 31.000 millones de euros de presupuesto que manejará en 2009, un 8 por ciento más que en 2008, pese a la actual crisis económica y la austeridad que dicen tienen los números del PGE de Solbes.
De ellos, el 63 por ciento se destinan a inversiones y un 37 por ciento al funcionamiento orgánico de la casa y de las empresas, organismos y agencias estatales que dependen de ella. Es decir, el funcionamiento del Grupo Fomento nos costará la friolera de 11.729 millones de euros.
Si bien el global inversor crece y supone el 1,93 por ciento del PIB, por encima del compromiso anual marcado en el PEIT, que era del 1,5 por ciento, lo cierto es que la apuesta por la mercancía es minúscula, en concreto en potenciar el transporte de carga por ferrocarril.
La ministra sigue sin tener un cariño especial por la logística y las mercancías (ni una sóla referencia en su comparecencia, salvo los puertos), pese a que invertirá 9.764 millones de euros en ferrocarriles.
Pero de ellos, sólo 55 millones de euros vendrán a mejorar terminales y accesos ferroviarios a puertos, lo que confirma que la mercancía importa poco o nada. Mientras la CEOE, los operadores privados de intermodal, los principales cargadores de la industria del automóvil, los propios puertos, vienen suplicando a Fomento la mejora de la intermodalidad y un ferrocarril para las mercancías, la política inversora está sólo dedicada al pasaje. ¿Alguien soñó algún día con enviar pimientos de Murcia a Europa por tren? Doña Magdalena, no.