Las actuaciones del ferrocarril francés, que aún tiene que negociar con los sindicatos, se centrarán en las ‘autopistas rodantes’, el intermodal y la mercancía en alta velocidad.
Aprovechando la inercia del plan de impulso del ferrocarril del Gobierno francés, habilitado con 7.000 millones de euros, la SNCF ha presentado recientemente un proyecto de salvamento de su filial de carga valorado en 1.000 millones de euros a invertir entre 2010 y 2015. Eso sí, con el permiso de los poderos sindicatos ferroviarios
La Sociedad Nacional de Ferrocarriles de Francia (SNCF) invertirá una suma de 1.000 millones de euros en un plan organizado en torno a nueve proyectos para salvar su actividad de transporte de carga. La inversión irá principalmente destinada a las “autopistas rodantes”, con 280 millones de euros; el transporte intermodal, con 250 millones; y la alta velocidad aplicada a la carga, con 350 millones. Guillaume Pépy, presidente de la empresa pública, admite que “hemos dejado escapar al combinado y a la autopista rodante, y no hemos creído en la alta velocidad para el transporte de mercancías.
Pero hoy, con esta inversión de 1.000 millones de euros, la SNCF vuelve al centro del tablero de juego”. Los nueve proyectos que han de sanear Fret SNCF, división eternamente deficitaria del ferrocarril francés, y al transporte ferroviario de mercancías en general, serán ejecutados entre 2010 y 2015. El primer proyecto en orden de importancia es la masificación del transporte. La SNCF quiere construir una red europea de gestión de ofertas internacionales de transporte puerta a puerta. Para mejorar la calidad del servicio, la empresa creará cuatro nuevas entidades adaptadas a los cuatro mercados principales del transporte ferroviario.
El segundo proyecto consiste en el saneamiento de la red de vagones aislados, un expediente que siempre ha chocado con los sindicatos. De nuevo, el objetivo es masificar los tráficos. El tercer proyecto afecta también a los vagones aislados, y apunta al desarrollo de un servicio a medida para cargas especializadas, y en particular para las mercancías peligrosas. Este proyecto implicaría la desaparición del 50 por ciento de los servicios de vagón aislado, y de 5.000 a 6.000 empleos según los sindicatos.
El proyecto número cuatro pretende duplicar los tráficos combinados en diez años. El quinto proyecto es la apertura de cuatro autopistas rodantes en cinco años; el sexto es la creación de operadores ferroviarios de proximidad; el séptimo es el desarrollo del TGV de carga; el octavo se dirige a la continuidad de iniciativas innovadoras en logística urbana; y el noveno es la construcción de plataformas multimodales.