La crisis va por barrios: desde el operador que ha reducido el 75% la actividad hasta el que solo ha notado un ligero descenso
Conclusiones nada científicas de estas largas semanas de confinamiento que llevamos. Y es que se basan en la, valga la redundancia, nada científica metodología de buscar noticias llamando a las empresas. Primera conclusión: ‘llegar y besar el santo’ en un porcentaje sorprendentemente alto. Es decir, el directivo o empresario responden a la primera o, como mucho, a la segunda llamada.
No sé hasta qué punto es fruto de la casualidad o se debe a que tienen las agendas despejadas de reuniones y viajes (por razones obvias), a que trabajan menos porque hay menos trabajo, a que las videconferencias en lugar de las reuniones presenciales les dejan más tiempo para contestar la llamada de una periodista o a una mezcla de estos y otros factores.
Segunda conclusión: la crisis provocada por la pandemia va por barrios. El parón económico afecta a toda la cadena de suministro, pero no con la misma intensidad. Sin necesidad del contacto visual, he notado la angustia que me ha transmitido algún interlocutor solo a través del tono de su voz sin que lo llegara a expresar.
He hablado con un operador cuya actividad le ha caído el 75 por ciento, mientras que otra compañía únicamente había notado un ligero decrecimiento. Y al que, por el momento, está salvando los muebles, pero otea en el horizonte el ogro de los impagos, que tantos estragos causó en la pasada crisis.
Tercera conclusión: independientemente del grado de impacto, todos coinciden por unanimidad en que los planes de empresa para 2020 han saltado por los aires. Imposible vaticinar qué pasará. Los más optimistas confían en poder salvar todavía el año, entendiendo salvar con mantener los mismos volúmenes o similares que en 2019, mientras que otros ya dan por perdido este año y ponen las esperanzas en 2021. Por el bien de todos, que sea cuanto antes.