Asegura que han “preferido hacer caja durante la bonanza económica”, obviando que los armadores han invertido 2.600 millones en renovar la flota en los últimos seis años.
Fernando Palao no dejó títere con cabeza en la Asamblea de los armadores de Anave. Palao acusó a los navieros de preferir “hacer caja” durante los años de bonanza “antes que iniciar nuevos proyectos”, cuando lo cierto es que los armadores han invertido 2.600 millones en renovar flota en los últimos seis años
Decepcionados y con hondo malestar. Así se quedaron los armadores de la patronal Anave al escuchar la durísima y crítica intervención de Fernando Palao, secretario general de Transportes, en la celebración de su Asamblea General del pasado 2 de julio en Madrid. Palao, que habló después del discurso impecable y exquisito de Juan Riva, presidente de ANAVE, apuntó directamente, casi sin preámbulos, a la cabeza de los navieros españoles. “Los empresarios españoles quizás no han aprovechado estos años de excepcional bonanza internacional para invertir reforzando y modernizando suficientemente sus flotas, para asumir nuevos riesgos, entrar en nuevos mercados e impulsar la Marina Mercante española.
Estancamiento es quizás la palabra que refleja con más precisión la situación y la actitud del sector. Algunas navieras han preferido hacer caja antes que iniciar nuevos proyectos, y otras están en venta aprovechando la excepcional coyuntura del mercado internacional”, fue el primer dardo de Palao. Sin embargo, esta afirmación tan rotunda del secretario general de Fomento no se ajusta en nada a la realidad. Según datos de Anave, que pueden ser consultados en los registros oficiales, los navieros de la patronal han invertido la friolera de 2.578 millones de euros entre 2003 y 2008 en la construcción de 65 barcos, que suman un total de 2,02 millones de toneladas de peso muerto, con independencia de que los nuevos buques se hayan abanderado en pabellón nacional o extranjero.
Palao no freno aquí, sino que continuó con su varapalo a los armadores. “Para el sector marítimo la subida del precio de los combustibles y el desarrollo de nuevas medidas para reducir las emisiones de gases contaminantes son una oportunidad en vez de un motivo para lamentarse o para buscar nuevas ayudas o subvenciones. Compararse con la carretera o con la aviación a la hora de solicitar protección en un momento en que se ponen en valor precisamente las ventajas del modo marítimo como el de menor consumo por unidad transportada y el menos contaminante, no es la actitud más adecuada de un empresariado que debe de saber aprovechar las ventajas relativas de su propio negocio y las posibilidades que la coyuntura económica les ofrece, sortear las dificultades y asumir los riesgos inherentes a la condición de empresario.
Las cifras del cabotaje no han aumentado más que en algunos nichos de mercado como el paso del Estrecho, las posibilidades del short sea shippig han sido aprovechadas en mayor medida por las navieras extranjeras que por las nacionales y ha habido que acudir al habitual recurso a la subvención para impulsar las autopistas del mar”, continuó el secretario general de Transportes. Aseguró que “desde nuestro punto de vista, la competitividad no es meramente una cuestión económica. Enfocarlo de ese modo es tener una visión fragmentaria y cortoplacista del problema”. Concluyó Palao, no sin dejar helados a sus interlocutores, asegurando que “en esas circunstancias que la globalización propicia, es cuando la figura del auténtico empresario se agiganta y se ponen de manifiesto sus capacidades y vocación y el mercado procede a la expulsión más o menos rápida del oportunista, del especulador o del aficionado”.
Lo más sorprente de las palabras de Palao, al margen de su dureza, es que en poco o nada respondieron al discurso de Juan Riva, presidente de Anave, que bien poco pidió a la Administración. Sólo hizo hincapié en que “parece un contrasentido que, en lugar de incentivar el uso del transporte marítimo, se puedan mantener discriminaciones en favor del transporte aéreo (con el régimen de subvenciones a los pasajeros residentes en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla)”. Por el contrario, el presidente de Anave se mostro partidarió de que “no se debería convocar un concurso” para incentivar el transporte de corta distancia en el arco Mediterráneo “ya que podría distorsionar la competencia”. Concluyó que otra forma de apoyar al sector “sin distorsionar la competencia es aumentar la eficiencia de los servicios portuarios al buque y a la carga”.