Promesas logísticas

Ante tiempos inciertos, la única manera posible de existir es mediante la militancia en el compromiso

La filósofa Marina Garcés, en su reciente libro -El Tiempo de la Promesa- retrata bien la sociedad actual: Un mundo sin compromisos fundamentado en la reiteración del “no puedo prometerte nada”. Esta frase tan común es la expresión más utilizada actualmente en las relaciones que implican un deber, contrato u obligación.

Este análisis social choca frontalmente con la vocación de la cadena de suministro donde el deseo de cumplir los “budgets”, llegar a tiempo y tener colaboradores estables, es resiliente para generar todo tipo de mecanismos que aporten estabilidad operacional y confianza al entorno logístico.

Y a la confianza generada durante estos dos últimos años debemos remitirnos para certificar que las empresas cargadoras han demostrado su compromiso firme en implantar de manera fiable toda la normativa relativa al transporte de mercancías publicada. También inspirando, más allá de la reglamentación, un nuevo marco social colaborativo. Actividades y jornadas insistentes, de avance hacia un nuevo entorno de cooperación confirman la solidez del cambio, con iniciativas como el protocolo ‘Charter’, la ‘Certificación del Cargador Responsable’ (CCR), y los lemas de “el conductor al frente” y “la carga en el centro” lo demuestran.

¿Y las promesas logísticas? Las que estaban implícitas en la normativa ya desplegada, como la revisión de pesos y dimensiones, ¿dónde están? En promesas que forman parte del compromiso logístico adquirido y que deben retomarse sin demora para modernizar y regular la logística de manera eficiente. No olvidemos que los compromisos ordenan el tiempo, organizan pasados comunes y nos orientan hacia el futuro. Ante tiempos inciertos, la única manera posible de existir es mediante la militancia en el compromiso. A este apelamos para recordar a todos los actores y agentes, las promesas logísticas pendientes; no las olvidemos.

Jordi Espín

jespin@transprime.es