La dársena catalana suma 21,63 millones de toneladas y un crecimiento del 5,3%, hasta agosto, destacando la evolución de los flujos agroalimentarios.
El puerto de Tarragona va recuperando tráficos a pesar de la ralentización del comercio mundial. La dársena catalana ha movido un total de 21,63 millones de toneladas de mercancías en los primeros ocho meses del año.
Estos volúmenes suponen un crecimiento del 5,3 por ciento en relación al mismo periodo de 2022. Cerró el pasado ejercicio con una caída de los tráficos del 5,7 por ciento, hasta los 29,39 millones de toneladas.
Todos los tráficos han evolucionado al alza excepto la carga general. A ello no es ajeno que haya dejado de operar DP World Tarragona en el muelle Andalucía. La Autoridad Portuaria de Tarragona ha recuperado la concesión que prevé destinar a una terminal multipropósito.
Los graneles líquidos, el principal flujo de la dársena, han sumado 13,44 millones de toneladas y un avance del 4,7 por ciento. Los graneles sólidos han crecido dos dígitos, el 18,4 por ciento más, sumando 6,95 millones de toneladas. Hay un claro culpable de esta evolución: los tráficos agroalimentarios, beneficiados de la pobre cosecha nacional por la sequía, lo que ha impulsado al alza la importación de este tipo de productos.
Los cereales, piensos y harinas superan los 5 millones de toneladas en los ocho primeros meses del año, el 39,3 por ciento más que el acumulado hasta agosto del pasado ejercicio. Este crecimiento compensó, y con diferencia, la caída de los tráficos de carbón y coque de petróleo, con un retroceso del 41,1 por ciento, quedando en los 1,12 millones de toneladas. En cuanto a la mercancía general, sumó 1,23 millones de toneladas, el 32,4 por ciento menos. En TEUs, el retroceso ha sido del 58,6 por ciento, hasta los 27.302 contenedores.